El precio del papel y del cartón se ha disparado en los últimos meses hasta alcanzar los nueve céntimos por kilo y, junto a los efectos devastadores de la crisis y el desempleo, ha hecho que la ciudad recupere estampas que muchos ya creían olvidadas. Desde personas que van por las calles recogiendo los cartones que se encuentran a su paso hasta otros que, con su vehículo, recorren los polígonos industriales en busca de este preciado "tesoro".

A muchos la crisis económica los expulsó al desempleo, y se vieron obligados a cambiar las obras, el campo o la industria por el cartón y el papel. Éste es el caso de una pareja de Crevillent que prefiere no desvelar su identidad. El marido trabajaba en el encofrado, pero en 2008 perdió su trabajo. Fue entonces cuando empezaron los problemas y, de cobrar en torno a los 2.500 euros mensuales, ha pasado a tener que conformarse con 300 euros al mes, los que obtiene con la recogida de papel. De media, sacan 15 euros diarios, 20 en el mejor de los casos. Tanto él como mujer recorren con su coche los polígonos industriales del entorno. "El problema que tenemos es que tenemos que hacer muchos viajes para poder sacar algo y, además, con lo que conseguimos, sólo podemos ir al día". Tampoco ir por las empresas es fácil: "En estos momentos, no se comprometen con nadie y, al final, te tienes que conformar con lo que te dan los amigos o los conocidos".

Por su parte, otro hombre que ya roza la cincuentena y que también se vio abocado a permutar la construcción por el cartón apostilla que "la mayoría estamos aquí porque no tenemos más remedio, pero tampoco da para grandes dispendios, y nosotros, por ejemplo, conseguimos salir adelante gracias a que mi suegra es pensionista". Uno y otro lo tienen claro: "Por mucho que hayan subido los precios es necesario recoger mucho cartón para poder ganar algo de dinero".

La vida de la persona que se dedica a recoger papel no es fácil. Son muchas horas de buscar y buscar, y también son muchos viajes a los centros de recogida, pero, al menos, como señalan, "conseguimos algo para comer, sobre todo ahora que hemos pasado a cobrar nueve céntimos por kilo".

La situación cambia cuando de la Administración local se trata. Sólo durante el pasado mes de marzo, el Ayuntamiento de Elche recogió 60 toneladas de papel menos en los 500 contenedores instalados por toda la ciudad. Las pérdidas, al final, se tradujeron unos 6.000 euros menos de ingresos para las arcas municipales, como precisa el concejal de Limpieza, José Manuel Sánchez. "Siempre ha habido gente dedicada a la recogida de cartón, pero ahora ha habido un repunte y eso ha hecho que sean muchos los que se aprovechen de lo que depositan los ciudadanos en los contenedores, algo que se viene produciendo desde principios de año", concreta. Ante eso, explica, "lo único que nos queda es comunicárselo a la Policía, que nos consta que ya ha identificado a varias personas, ya que, al final, se trata de algo que es propiedad municipal y, por tanto, de todos los ciudadanos". Por su parte, desde la Policía Local, anuncian que se va a diseñar un protocolo especial para reforzar los controles.

Para José Manuel Sánchez, "la crisis han influido, pero ha sido decisivo el incremento del precio del papel que se ha registrado en los últimos meses. De hecho, hasta principios de año nunca se habían detectado robos en los contenedores".

En la actualidad, el Ayuntamiento de Elche recibe 100 euros por cada tonelada, aunque el precio fluctúa en función de la oferta y la demanda. En este sentido, comenta que, "por lo general, es la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel) la que periódicamente establece los precios, aunque puede variar en función de las empresas y en función de si el papel lo trata la misma industria o si lo que se hace es comprarlo para luego revenderlo; si lo recogen ellos; o si el papel ya está prensado". En el caso de Elche, en estos momentos se vende a una empresa de Aragón que, además, es la que se hace cargo de su recogida y tratamiento. El pasado año en Elche se superaron las 3.000 toneladas de papel y cartón en los diferentes contenedores. En principio, el papel se recoge con carácter semanal, aunque depende de las zonas, ya que hay algunas que generan más residuos que otras.

De traperos a gestores de residuos

Tampoco todas las empresas se han visto beneficiadas por esta oscilación positiva del mercado. Manuel Fuentes tiene una empresa dedicada a la recogida y al reciclaje de cartón en Crevillent. Inicialmente tenía su negocio en la carretera de Dolores, en Elche, pero una expropiación le obligó a cambiar de emplazamiento hace ahora casi dos años.

"Las empresas a las que recogemos cartón se han mantenido, ya que unas han bajado o han cerrado, pero hay otras que han subido. Sin embargo, ahora vienen más particulares, entre un 80% y un 90% más, sobre todo gente que ha dejado de cobrar el paro", confiesa el responsable de la empresa. También indica que, por lo general, "los españoles se suelen dedicar a ir por los polígonos industriales de empresa en empresa, mientras que los extranjeros recogen más en las calles"

No obstante, en su caso, la situación actual del mercado no se ha traducido en más toneladas: "En Elche recogíamos unas 500 toneladas porque también trabajábamos para el Ayuntamiento, pero ahora no pasamos de las 350 toneladas". Incluso Manuel Fuentes afirma que "tampoco nos hemos visto muy beneficiados por esta situación. El mercado está muy globalizado, hay mucha competencia de grandes multinacionales y, cuando los precios son altos, hay mucha competencia porque son más los que se dedican a esto y, cuando están bajos, apenas nos da para cubrir los gastos". En cualquier caso, reconoce que "hemos pasado de ser traperos y recoger todo tipo de cosas en un sociedad muy pobre a convertirnos en gestores de residuos".

Atrás queda el calzado

La crisis tampoco ha pasado de largo para los pequeños y medianos empresarios. Rafael Gonzálvez se dedicaba a la fabricación de plantillas para el calzado en Elche. De tener un equipo con seis personas, tuvo que pasar a tener otro en el que sólo estaban él y su hijo. "Estábamos todo el día mirándonos la cara porque no llegaban clientes hasta que el año pasado decidimos dar el salto a la recogida de cartón", relata. Ahora el local en el que se hacían las plantillas se ha reconvertido en otro en el que se recoge y se tratan estos materiales.

"Tenemos un camión de 3.500 kilos y pasamos a recoger el cartón de nuestros clientes, por lo general del polígono de Carrús o de Torrellano, sobre todo por fábricas de calzado", apunta. Después, lo llevan a una empresa de Alicante, donde se les paga a unos 30 céntimos por kilo, ya que en sus instalaciones se prensa el material y se embala en paquetes que tienen entre 250 y 300 kilos.

"A nadie le gusta vivir de este negocio, pero era esto o nos moríamos. Al menos vamos pagando, que es lo importante", sentencia.