José María Calleja habló ayer en el aula magna del campus de Elche de terrorismo, del buen y mal periodismo, de los actuales informativos en televisión, de cómo CNN+ acumulaba grandes pérdidas, de cómo están hechos los programas de periodismo en las facultades, de su amiga Mercedes Milá y su evolución de un periodismo de entrevistas de calidad a algo que "ahora no sé lo que es", e incluso de Ana Rosa y el libro que no escribió. Sin tapujos, el tertuliano multiplicado respondió con toda sinceridad en el debate posterior con los estudiantes de Periodismo, y entregó a José Antonio Ruiz Soldado el primer premio del III Concurso de Reportaje Periodístico Ricardo Ortega por "La capital de los sueños rotos".

Los ingredientes para un buen periodismo son...

Curiosidad por lo que pasa, las ganas de contarlo, la inquietud, la honradez para contar bien lo que pasa y la sensación, la certeza en definitiva de que hacemos un servicio al conjunto la sociedad, que nuestro trabajo es relevante para ella, que cuanto mejor son los periodistas, mejor es ese país y mejor es la musculatura democrática.

¿Y cuál es el periodismo que predomina ahora?

Hay algunos de esos ingredientes, pero también otros de mentir, exagerar, hacer propaganda política... y es cierto, ambos conviven en el mismo tapete, y tal vez la mala haga más ruido que la buena.

¿Somos ahora "menos incómodos" que hace años?

La obligación del periodista es contar aquello que debe saber, que tiene que saber el ciudadano. Pero siempre hay alguien que no quiere que se sepan cosas, sea el poder político, el económico, el religioso, sea el poder que sea, y esa tensión forma parte del ADN del periodista. Hay que contar aquello que debe saberse para saber en qué sociedad se vive. Hay gente que renuncia a esa vocación profesional y se dedica a hacer lo que le manda un determinado poder para tener garantizado un buen salario y otras cosas. Pero el buen periodista es quien trata de contar cosas, aunque sepa que alguien no quiere que se difunda eso. Pero ante todo el periodista debe pensar en el ciudadano.

¿Trabaja más ahora que cuando estaba en CNN+?

Trabajo muchísimo, pero en sitios distintos. Lo que ha cambiado un poco es eso, tengo una especie de deslocalización de mi trabajo, estoy en mil tertulias, pero mientras tengamos trabajo no tenemos derecho a quejarnos.

Ya sea por las amenazas terroristas que ha recibido, por las presiones políticas que le deben haber llegado o simplemente por la lógica del sistema empresarial de los medios, ¿se ha planteado usted más de una vez dejar este trabajo?

No me lo he planteado, pese a caerme varias veces del caballo, ni siquiera cuando caían chuzos de punta en el País Vasco. Me gusta lo que hago, le tengo cariño a esta profesión, lo he pasado muy mal pero también he tenido momentos muy buenos e intensos. Ver que con tu trabajo la gente se entera de cosas, vive mejor que antes o pasa a ser consciente de sus derechos no tiene precio, es impagable. A pesar de las dificultades que he tenido en mi vida profesional, he tenido más momentos buenos y malos, aunque la verdad es que a veces esto es muy cansado.

¿Qué hacemos con los periodistas que están acabando sus carreras o acaban de hacerlo, dónde los metemos?

Entre las empresas que están cerrando y las que están ajustando la plantilla, los chavales que salen ahora de la facultad estarán diciendo: !Dios mío, en qué lío me he metido¡ Pero eso, si lo pensamos fríamente, ha pasado siempre, quizás no en las proporciones que estamos viendo ahora, pero antes ni había tantos estudiantes ni había tantas empresas. Ahora hay muchos estudiantes, pero también muchos más sitios, fórmulas donde encontrar trabajo. Yo creo que harían mal si entraran en la melancolía antes de haber salido a la plaza a torear, hay que salir ahí a jugársela. Uno no tiene derecho a estar cansado antes de empezar el partido.

¿Y su mensaje para ellos cuál es?

Un periodista que esté bien formado, procure estar atento de lo que pasa a su alrededor, que tenga inquietud, que se llene de buenas lecturas y referencias, que tenga ese nervio, esas ganas de hacer cosas, y tenacidad, fuerza de voluntad, capacidad de lucha y esfuerzo de sacrificio, al final terminará por encontrar trabajo, e incluso el que quería hacer.