El experto en alimentos transgénicos Daniel Ramón Vidal ha intervenido recientemente en el campus de Elche para difundir las bondades de estos productos modificados genéticamente. Afirma que Europa es la única que sigue mirando con malos ojos este tipo de alimentación cuyo cultivo está ayudando a los países más pobres.

Bajo el título "Genética para legos: qué son y para qué sirven los genes", el Departamento de Biología Aplicada y el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández han puesto en marcha este mes un ciclo de conferencias para acercar este ámbito científico a alumnos y no doctos.

¿Por qué nos ponemos en guardia cuando nos hablan de alimentos transgénicos?

Nos ponemos en guardia sólo en Europa. En otras partes del planeta no se ha generado un clima negativo, y éste no se justifica con ningún dato científico. El consumo de los transgénicos se ha disparado en todo el mundo, el crecimiento viene siendo geométrico desde que la primera planta industrial naciera en 1995. Pero Europa vive en el limbo en esto, tiene la barriga llena y, por eso, pensamos de otro modo. Por otro lado, hay asociaciones que se han puesto en contra y han pasado del papel de informar a alertar.

¿Y por qué no es fácil verlos en los barrios, en mercados o superficies comerciales?

No están en las grandes distribuidoras porque Greenpeace sacó una lista roja y otra verde, y anunció que iba a poner a estas empresas en ellas. Es decir, una medida de coacción con la que a finales de los 90 lograron frenar totalmente las ventas.

¿De qué modo se advierte al consumidor de que el producto es transgénico?

Según la normativa europea, si está producido a partir de un organismo modificado genéticamente o de un aditivo modificado genéticamente, esto tiene que aparecer en la etiqueta.

Póngame algunos ejemplos de estos alimentos que ya se venden en España.

Es reducidísima la lista de alimentos que podemos encontrar en el mercado. Sin embargo, es muy frecuente hallar algunos de ellos en tiendas para latinoamericanos. Por ejemplo, la harina de soja o las tortitas de maíz son muy comunes, y tal vez el jarabe de glucosa y el almidón, productos muy populares en Estados Unidos.

¿Qué cúmulo de ventajas y beneficios traen consigo o generan los alimentos transgénicos?

Para empezar, es posible lograr producciones agrícolas en condiciones en las que antes no eran posibles, sobre todo en países pobres. Podemos crear plantas resistentes a la sequía, la salinidad e incluso a plagas, además de que son mucho más sostenibles. Luego hay otros beneficios del propio producto en sí, tanto de contenido saludable como aromático, etcétera.

¿Qué controles pasan este tipo de productos?

Los productos transgénicos han sido evaluados con anterioridad en cuanto a su inocuidad sanitaria, evaluaciones y estudios que duran incluso diez años. Son los alimentos más evaluados de la Historia y son tan seguros o más que el resto. Total tranquilidad, por tanto, para el consumidor. Y no lo digo yo, lo dice la Organización Mundial de la Salud.