¿El Hondo tiene fecha de caducidad como han denunciado algunas voces?

El actual funcionamiento de El Hondo lo acabará llevando al desastre, aunque no se pueden dar fechas. Los sistemas no se mueren de un día para otro. No obstante, desde hace años hay una degradación paulatina, y no es tolerable que esto ocurra dado el valor del humedal, que no tiene parangón en Europa por su riqueza ecológica y sus valores de biodiversidad. El problema es que siempre se ha tratado como un tema muy local. Es más, lugares de interés comunitario hay muchos, pero pocos tienen el valor de El Hondo, y, sin embargo, seguimos en la misma situación desde la declaración de parque natural.

¿Y por dónde pasan las soluciones a este problema?

Muchas veces centramos el problema en lo que se ha delimitado como parque natural, lo que está llevando a introducir poco caudal y de mala calidad. Hablamos dentro de unos límites, pero el sistema de El Hondo, las posibles soluciones y la gestión tienen que empezar a plantearse dentro de un sistema más amplio en el que tienen mucho que decir el campo de Elche y la Vega Baja del Segura. La declaración como parque no ha servido para detener este proceso porque no se hace la gestión a nivel territorial, y ahí juega un papel decisivo el Plan de Cuenca del Segura.

El Hondo se ha convertido en una cuestión muy polémica. ¿La defensa de los intereses agrarios no casa con el medio ambiente?

Política ambiental es política agraria y, de hecho, El Hondo es producto de una política agraria. El paraje tiene todas las figuras de protección que puede tener, pero siempre se olvida una cosa importante, que es el aspecto cultural de El Hondo. No es un espacio natural, sino creado por Riegos de Levante, y es el resultado último de una cultura tradicional del agua que viene desde tiempos remotos. El desarrollo agrario del regadío es lo que ha modelado y mantenido este espacio. En esta zona ha habido una cultura muy importante de reciclaje del agua y se ha aprovechado al máximo, lo que no sólo ha permitido una agricultura muy rica, sino que ha generado también una riqueza ecológica sin parangón.

¿Qué papel puede jugar la segregación de usos que plantea Riegos de Levante?

No deja de ser otro parche. Más allá de cuestiones técnicas, porque legalmente plantea problemas, la reflexión que tenemos que hacernos es si queremos renunciar a ocho siglos de ir de la mano riqueza ecológica y productividad agraria. Ésa es la herencia más importante que tenemos, y El Hondo es el símbolo. Para ello, es necesario reconocer su valor cultural porque no deja de ser un "patrimonio de la humanidad". En todo el mundo no hay un sistema de tal complejidad y sabiduría acumulada en cuanto a gestión del agua, y El Hondo es la culminación de la cultura tradicional hídrica, además de una explosión de vida.

¿Cuál es la clave en estos momentos para que se reconozca ese valor cultural?

Llevamos 20 años de parque, y uno de los mayores fracasos es que no se ha conseguido la vinculación con la sociedad del entorno. Hace poco estuvo cerrado un año, pero no pasó nada. En otros parques hubieran puesto el grito en el cielo. El proyecto WADI reveló que, pese a que era el de mayor valor ecológico, era de los más desvinculados de la sociedad, y eso hace que no sea sostenible. El Hondo tiene que convertirse en uno de los recursos más importantes para la gente de la zona, ya que eso contribuye al mantenimiento de la agricultura y a la vinculación con la gente.

¿Cómo se puede conseguir la implicación de la sociedad?

Promoviendo El Hondo en todos los sentidos, con la producción de agricultura ecológica, restaurantes en la zona que ofrezcan productos típicos vinculados a la cultura tradicional, y ofreciendo rutas que no sólo den la posibilidad de ver pájaros, sino también un sistema de gestión del agua. Parece que sólo los castillos son cultura, pero también lo son los azarbes. El parque tenía que haber apostado por eso y no sólo por prohibir la caza. En un parque hay que poner limitaciones, pero eso no es eficaz si no se acompaña de medidas proactivas de apoyo. Tampoco basta con subvenciones, hay que tener un planteamiento estratégico del parque.

Y ahí tendrá mucho que decir la Conselleria...

Sí, porque es de su competencia. El testimonio palmario de que no se están haciendo las cosas bien es el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Sistema de Zonas Húmedas del Sur de Alicante. Sólo por el ámbito al que se aplica ya se nota que las cosas no funcionan, pues tendría que garantizar también los recursos naturales de la zona. Para conservar hay que mantener las cosas vivas, pero con prohibiciones se mueren. Si no se caza, pero el regante tampoco riega, El Hondo se muere. Para mantener el parque es fundamental que el agricultor continúe regando porque es el motor de El Hondo. Gracias a los regantes, estamos manteniendo El Hondo, que es un espacio del que tenemos que sentirnos orgullosos, y permite otros recursos como el turismo bien manejado o la promoción de productos del entorno. Un buen ejemplo son los regantes de Carrizales. El Hondo no son sólo unas charcas, es un conjunto en el que juegan un papel fundamental los regantes.