La Concejalía de Medio Ambiente acaba de recibir la memoria final de las actuaciones realizadas en el yacimiento de El Cabezo, en el Clot de Galvany, bajo la dirección de un equipo de investigación del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Alicante capitaneado por el profesor Jaime Molina Vidal.

El concejal de Medio Ambiente, Alejandro Pérez, explica que "los trabajos han revelado que se trata de una finca de labor de época romana, pero habitada por íberos, que se asientan allí coincidiendo con la colonización de Illici por los veteranos de guerra. Eso hizo que las mejores tierras fueran para los nuevos colonizadores y que la población anterior se viera obligada a trasladarse a otras tierras de menor valor". No obstante, alerta de que "la arqueología de las cosas pequeñas es fundamental para conocer cómo vivía la mayor parte de la población".

Tras las campañas de excavación llevadas a cabo entre 2008 y 2009, la memoria diferencia dos momentos de ocupación del yacimiento, una fase romana, entre mediados del siglo I antes de Cristo y comienzos del siglo IV después de Cristo; y una fase moderna, del siglo XVII.

Los restos de época romana se corresponden con un asentamiento campesino, a pesar de que, como reconocen los investigadores, "el núcleo del Clot de Galvany se encuentra en la periferia del "territorium" de Illici, junto a un humedal con tierras pobres y poco aptas para la agricultura, que debemos considerar terrenos marginales". La causa, en este sentido, hay que buscarla en "la necesidad de cubrir todos los espacios periféricos una vez que se habían saturado las zonas con mejores tierras debido a un fuerte aumento de la población", tal y como apunta el documento, junto al conjunto de transformaciones socioeconómicas en el entorno.

La construcción romana es de planta rectangular y tiene tres estancias contiguas abiertas a un porche en su fachada oriental. Además, se ha localizado una estructura rectangular adyacente y semiabierta, lo que ha llevado a los investigadores a interpretar que podría tratarse de un área de almacenamiento o un cobertizo. También se han documentado dos molinos de cereal, uno de ellos en el centro de una de las estancias.

El hecho de que se trate de un asentamiento de pequeñas dimensiones y con dependencias como el porche y el cobertizo destinadas al trabajo externo, la planta rectangular o la orientación económica de autoconsumo, entre otros factores, apunta, a juicio del equipo, a que es un asentamiento "con una clara continuidad cultural ibérica", aunque en plena época altoimperial. Por otro lado, los materiales más antiguos que se han localizado son del siglo I antes de Cristo, que coincide con la fundación de colonia de Illici.

Desde principios del siglo IV la zona volvería a estar desierta y no sería hasta el siglo XVII, coincidiendo con una nueva etapa de crecimiento demográfico, cuando el terreno volvería a ser ocupado. De ese periodo se ha encontrado una ermita y, a pocos metros, y de fecha un poco posterior, se ha localizado una balsa, situada junto al camino de El Carabassí y relacionada con posibles usos industriales, como la maceración de esparto.

El edil de Medio Ambiente señala que "la intención es que, cuando tengamos más disponibilidad económica, se promuevan más campañas de excavación arqueológica. A partir de ahí, la idea es abrir la zona al público para que se pueda visitar, e instalar paneles que ofrezcan información del entorno".