María Segarra, responsable de la escuela de ballet de Elche que lleva su nombre, quiso dar a conocer su versión sobre lo ocurrido el pasado jueves en el Gran Teatro, donde una parte de las niñas de distintas escuelas de ballet invitadas a participar en el espectáculo de la compañía rusa The Crown of Russian Ballet, no pudieron hacerlo finalmente al presentarse la Policía de la Generalitat y señalar que el espectáculo no contaba con toda la documentación necesaria.

Segarra señala que cuando se montó el escándalo y salió a "dar la cara ante los padres de mis alumnas que necesitaban una explicación al respecto", "lo que no tuvo nadie presente ante mi decisión de seguir el espectáculo, solo insultarme con descalificaciones como sinvergüenza, insolidaria, esquirol, etc., (...) es que mis alumnos tenían un contrato laboral firmado".

Segarra continúa afirmando que "de no haber seguido la actuación por mi decisión, podrían haber sido graves las consecuencias, por no cumplir con lo firmado".

La profesora, que apela a la comprensión, agrega que no se puede pedir a sus alumnas que pasen también por el mal trago, pese a tener los papeles en regla y no tener ninguna culpa, como tampoco la tiene el resto de niños por un mal trámite de papeles, según explica.

"Los niños no entienden de solidaridad, sino de ilusión o decepción. Estamos hablando de niñas a partir de 5 años, son muy pequeñas. Dicho esto queda explicado que nada es tan fácil como parece, que el tema tratado no es cuestión de solidaridad, sino de responsabilidad. Dejar claro que lo único que he hecho es trabajar e intentar hacer las cosas como es debido".La profesora se pregunta si "la solución a las lágrimas de los niños hubiera sido más lágrimas de otros pequeños" y si ¿cuánta más gente sufriera más solidaridad?".