El arte de la sencillez como resultado de un intenso y detallado proceso, donde las formas se funden entre la pasión de la vivido y esa geometría que impresiona por su firmeza y su esencia natural. Así, o más, es el arte de Ramón Urbán... que invita a hablar con el espectador, pero desde la calma y la tranquilidad. "He reunido algunos de mis últimos trabajos, pinturas y esculturas, a partir de la madera. También hay algunas pequeñas piezas que son un adelanto de los proyectos que vendrán en un futuro".

No hacen falta palabras, las composiciones son medidas hasta lo que, en apariencia, podría ser producto del destino. Las líneas, las formas y los colores como lenguaje, nacido de lo abstracto y lo poético. "Siempre estás evolucionando y llega una expresividad mayor. En mi caso he ido reduciendo formas y elementos para conseguir con los mínimos medios la máxima expresión", explica el artista plástico ilicitano, con casi 30 años de recorrido apostando por "llegar a la esencia de lo que pretendes expresar. Como decía Aristóteles, la finalidad del arte es captar la sencia secreta de las cosas, y yo comulgo totalmente con esa idea".

Todas y cada una de sus obras tienen vida propia, pero todas evocan a la naturaleza consiguiendo mostrar el alma y la belleza de las cosas sencillas. Tanto en tan poco. "Con la madera he conseguido una vehículo para expresarme con comodidad, para poder dar los volúmenes y formas adecuados a cada creación". Ramón Urbán habla de su trabajo como si hubiera nacido de "la arquitectura arcaica, de las construcciones antiguas, de las joyas... y siempre con una parte mística" que permite convertirle en un sello característico para la manera de entender el arte de este ilicitano. Reconoce que, "sin quererlo, hay referencias a la Dama y al Misteri; es algo que llevo dentro y que me sale sin proponermelo. Lo cierto -continúa- es que no busco formas premeditadas; después de un recorrido de búsqueda he llegado al punto donde estoy ahora y, tanto por el estilo como por la temática, me encuentro muy a gusto". El color también le da a su vida artística un marcado sentido de imprescindible, convirtiéndose, incluso, en guía de emociones. "La gran mayoría de los colores tienen que ver con la tierra, y a través de ellos consigo una gran expresividad".

Círculos que se funden hasta confundir, líneas que juegan con la verticalilidad, esferas inimaginables por su composición, detalles de suma elegancia, cuadrados firmes y triángulos de texturas hacen de la obra un juego de vida y sosiego del que nadie se arrepiente. Ramón Urbán produce unas 60 piezas al año, minuciosamente repasadas en la imaginación y la realidad del propio artista que asiste "a cuatro ferias internacionales al año, la próxima llegará en diciembre y será en Miami. Tengo suerte -concluye- de haber podido convivir con el arte, trabajando en lo que realmente me gusta".