Poco a poco las representaciones de agosto del Misteri se aproximan. Y para que todo salga del mejor modo posible hay que continuar con los ensayos. En este caso, una vez completada la colocación del andador, el cadafal y también de las tarimas de invitados en la superficie de la basílica de Santa María; y del cielo, sus correspondientes puertas, y la cabria, entre otros elementos en la cúpula del templo, llega el turno de que el protagonismo de los operarios deje paso al de los actores.

En este sentido ayer se llevó a cabo una pequeña prueba acústica para comprobar que las voces encajan a la perfección con los elementos recién montados en la basílica.

En diversos tramos del andador y posteriormente al comienzo del cadafal, un grupo de cantores, incluido el mestre de Capella, José Antonio Román, interpretó un fragmento del Ternari así como unos pocos motetes.

Los turistas que en ese momento visitaban Santa María se vieron sorprendidos ayer no sólo por la escenografía dispuesta, sino también por la interpretación del grupo de cantores que en agosto se calzarán las sandalias de apóstoles.

"Cada vez vamos incorporando gente nueva en la Capella", señalaba entre compases José Antonio Román, quien considera que hay que avanzar en la democratización de La Festa, en el sentido de que si los cantores y los escolanos cumplen con unos cien ensayos al cabo del año, sería injusto no darles participación en los ensayos generales y en la representación de La Vespra y La Festa.

En este sentido avanzó que este año el papel de Santo Tomás lo interpretará cada día un cantor distinto, mientras que el San Juan lo asumirán tres personas.

A partir de la próxima semana se intensificarán progresivamente los ensayos en la basílica, con una programación estructurada de tal manera que el 2 de agosto se harán las pruebas de la representación del día 11, hasta que el 9 de agosto se culmine con la escenificación prevista para los días grandes del 14 y 15 de agosto.

Mientras los cantores tomaban ayer contacto, sobre el cielo, Francisco Ródenas, jefe del montaje de la tramoya área; Sixto Marco, responsable de Mantenimiento y Conservación; y Francisco Rodríguez, arquitecto y vocal del Patronato del Misteri, entre otros, volvían a comprobar que el trabajo de montaje está hecho a la perfección no sin una gran dosis de esfuerzo.

En este sentido, Francisco Rodríguez explicaba que para la colocación de ambas tramoyas se han empleado cinco días completos de trabajo, con un horario de 8 a 19 horas. En la colocación de la tramoya baja han sido necesarias 11 personas, y otras 14 para la tramoya alta.

Rodríguez explicó además que el Patronato se ha puesto manos a la obra para mejorar aún más las medidas preventivas de seguridad en el trabajo, tanto individuales como colectiva, de manera que no haya ningún accidente laboral, como no lo ha habido hasta la fecha, en esta faena tan complicada.

Faena complicada que bien sabe el equipo de Francisco Ródenas que a más de 25 metros de altura están más que experimentados en manejar, por ejemplo, vigas de 300 kilos que forman la cabria que permite bajar los elementos aéreos de las representaciones.

Por su parte, Sixto Marco aportaba detalles como el hecho de que estos días cuelgue de la maroma, suspendida en la basílica, una piedra de 150 kilos para que la cuerda se vaya acomodando para cuando tenga que sujetar la Mangrana y el Araceli y a sus ocupantes en su salida y retorno al cielo.