Una impresionante manifestación de duelo se vivió ayer por la tarde en el entierro de la niña que anteayer falleció en la UCI Pediátrica del Hospital General de Alicante como consecuencia de un ahogamiento. La basílica de Santa María tuvo que dejar las puertas abiertas para dar cabida a la multitud de personas que quisieron dar el último adiós a la pequeña, y entre los que la conmoción y la consternación eran patentes por el trágico suceso acontecido horas antes.

El sepelio fue oficiado a las cinco de la tarde por el arcipreste de Santa María, Antonio Hurtado de Mendoza, quien ofició la misma después de que el cuerpo de la pequeña llegara procedente del tanatorio de L'Aljub, donde había permanecido en las últimas horas. Los familiares de la niña fueron arropados en el entierro por multitud de amigos, conocidos y familiares que qusieron de este modo mostrar sus condolencias a los padres de la pequeña. No en vano, el padre de la niña Ginés Buitrago, abogado, destacado jugador de padel, y miembro de la directiva del Club de Tenis es muy conocido por lo que la noticia del luctuoso accidente corrió como la pólvora.

La pequeña falleció como consecuencia de las graves secuelas que le produjo la inmersión en una piscina privada de Valverde, donde sus padres habían acudido a una reunión familiar. La pequeña, de 34 meses, llegó al Hospital General de Elche en el coche de sus padres con parada cardio-respiratorio, aunque los médicos consiguieron reanimarla tras más de 40 minutos. Posteriormente fue trasladada a Alicante, aunque finalmente la niña no pudo superar la situación.

Hace ahora justamente dos años falleció también en una piscina privada de un chalé de Maitino una niña de dos años, de nacionalidad francesa, que acababa de llegar a la casa para pasar unos días con su padre. En aquel caso, la pequeña estaba bajo la supervisión de uno de sus hermanos y un amigo de éste y en un descuido la pequeña se precipitó a la piscina. También en aquel caso los médicos intentaron reanimarla, aunque fue imposible.