Con la música interpretada por la banda "Mar Adentro" y la procesión de regreso de San Pedro a Las Bayas, los vecinos de Asprillas despidieron ayer su festejos populares. Después de una semana de celebración marcada por una gran variedad de actividades y por la implicación de los vecinos de la partida rural ilicitana, la procesión de San Pedro volvió a caracterizar el ambiente de familiaridad propio de unas fiestas con décadas de tradición.

El recinto festero de las escuelas de Asprillas, pedanía en la que viven unos 470 vecinos, acogió ayer una misa en honor al santo ofrecida por el párroco Fulgencio Vergara Soler.

Tras la ceremonia, llegó el turno de buscar un buen lugar con sombra del que resguardarse del calor para preparar la leña y hacer el mejor fuego en el concurso de paellas. Un encuentro, muy concurrido, en el que los platos de arroz más suculentos y con mejor imagen, realizados con pollo y conejo, se llevaron el premio a la mejor degustación y mejor presentación. Así, un total de quince paellas participaron en una de las jornadas más representativas de la festividad de esta pedanía ilicitana.

Después de reponer fuerzas y un merecido descanso, con la caída del sol los romeros quisieron acompañar al santo durante su recorrido a la ermita de Las Bayas. Una celebración que arrancó con la presencia de unas cuarenta personas, según los organizadores, y que, conforme avanzaba el recorrido fue uniendo a más gente.

De esta manera, los vecinos de Asprillas pusieron ayer punto y final a seis días de fiestas repletos de ocio, juegos, deporte y tradición. El campeonato de ping-pong, la "charangueta", la marcha en bicicleta, el "sopar de cabasset" y las tradicionales misas en honor a su patrón, fueron entre otras, las actividades que han protagonizado los festejos. "Hay que hacer un balance muy positivo en esta edición, porque la gente ha respondido muy bien, pese a que nuestras fiestas son muy modestas", señaló Ginés Antonio Torres, alcalde pedáneo de Asprillas.

Ahora, para el próximo año, los vecinos esperan poder celebrar sus actividades en un nuevo escenario y camerinos de obra, tras su aprobación en los presupuestos participativos.