A principios del siglo pasado, cuando la fotografía estática y grupal centraba todos los objetivos, el inconformismo de un reportero le llevó a apartarse del encuadre y a buscar otro enfoque para esta creciente forma de comunicación. Con esta revelación, en 1934, el joven aprendiz Agustí Centelles decidió adquirir una de las primeras Leica del mercado y lanzarse a la calle para intentar captar la compleja realidad que le rodeaba. De esta forma, por su inquieta lente de 35 milímetros fueron pasando viandantes y vagabundos, soldados y heridos de muerte, trabajadores y rostros ilustres hasta crear una memoria gráfica de la actividad, la barbarie y la transformación constante del siglo pasado.

Gracias a sus más de 12.000 negativos y, principalmente, a su inacabable afán por la experimentación, Centelles, que recibió el Premio Nacional de Bellas Artes en 1984, se ha convertido en uno de los mejores fotoperiodistas europeos. Y, desde ayer, una selección de un centenar imágenes agrupadas en la exposición "Centelles. La caixa de galletes. L'autor i la seua obra" se podrán contemplar en el Museo de Arqueología y de Historia de Elche hasta el 19 de septiembre.

Joaquín Gasta, comisario de esta muestra, que por primera vez sale de Cataluña, explicó que esta recopilación incluye 56 imágenes halladas, en 2008, en una olvidada caja de galletas, y algunas de las fotografías más representativas de este valenciano que, cuando sólo tenía un año, se trasladó a Barcelona. Según señaló, Castelles fue "un fotógrafo único" que se ganó el respeto internacional con sus múltiples portadas de revistas y periódicos de todo el mundo.

Sus dos hijos, que ayer asistieron a la inauguración de la muestra, fueron más allá y destacaron el valor artístico e histórico de su obra. "Centelles inventó la foto de hoy y la convirtió en imagen periodística", aseguró Sergi, quien insistió en su "capacidad para reinventarse continuamente". En términos parecidos se expresó Octavi, que subrayó la importancia de lograr el reconocimiento mundial para sus creaciones.

Una polémica zanjada

Además de estos elogios, los herederos de estas imágenes volvieron a defenderse de la polémica que, hace meses, se generó por la venta de los derechos de este archivo al Ministerio de Cultura por 700.000 euros. Octavi Centelles afirmó que "no importaba el dinero, porque las obras valen más de lo que pagaban" e insistió en que su intención era difundir estas fotografías e internacionalizar a su autor. Su hermano Sergi coincidió con esta versión, y manifestó que, en la oferta presentada por la Generalitat de Cataluña, no "observaba el reconocimiento que este fotógrafo merece" para dar por zanjada esta controversia.

En cualquier caso, fuera de estas disquisiciones políticas y administrativas, lo cierto es que las calles, las trincheras y las fachadas inmortalizadas por Castelles constituyen una muestra del pasado y reflejan, como pocos, la memoria a través de una cámara Leica.