Mucho por hacer. Éste es el mensaje que se lanzó desde Cáritas Elche en la visita que realizaron empresarios ilicitanos al albergue de la entidad, donde de la mano del alcalde, Alejandro Soler, y de los responsables del centro pudieron conocer tanto las instalaciones como la ayuda que la entidad aporta a las familias más necesitadas.

Esta visita nace de la colaboración del Ayuntamiento de Elche con el centro, al que aportará los 35.000 euros de la cena de la Nit de l'Albà -que este año el Ayuntamiento no celebrará- y del compromiso que adquirió de intentar incorporar a más empresarios ilicitanos para que pudieran colaborar, si fuera de posible de manera estable, con el servicio que presta Cáritas.

De ese modo, los responsables de empresas punteras de la ciudad como son Mustang, Gioseppo, Porronet, Grupo Soledad, Pikolinos y Yumas se acercaron más a Cáritas, que aprovechó para pedirles una oportunidad de empleo para la gente que completa los diferentes programas y cursos que organizan en el centro.

El objetivo de la visita era que conocieran la colaboración que el Ayuntamiento de Elche realiza desde hace tiempo. "Estamos en un momento muy difícil para la economía y muchas familias se están viendo en una situación muy difícil. Cáritas presta un gran servicio a las familias de esta ciudad y el Ayuntamiento colabora activamente en esta labor", recordó Alejandro Soler.

Desde Cáritas expresaron su deseo de que "éste fuera el inicio de una relación constante con el mundo de la empresa, aunque algunos están ya colaborando. Todos los que quieran aportar su granito de arena son imprescindibles para que podamos salir de esta situación complicada en la que nos encontramos. Hay gente que, sin esperarlo, se ve en una situación muy dura".

Pese a que algunas de las empresas ya conocen y colaboran con Cáritas, valoraron muy positivamente la visita. "Aquí te das cuenta de la realidad de la sociedad. No sólo hay que colaborar desde el punto de vista económico sino a nivel de voluntariado, es fundamental", comentó uno de los empresarios tras el recorrido.

Éste les llevó a visitar la zona de albergue, con unas treinta plazas, los pisos para familias, el ropero -en el que se clasifica toda la ropa que donan al centro-, y hasta alguna de las aulas, como es el caso de la de cocina, donde se pudo comprobar cómo trabajan los usuarios de uno de los programas que desarrolla Cáritas.

Así, desde ésta área también se destacó a los empresarios la necesidad de que usuarios de los talleres puedan contar con empresas en las que después poder poner en práctica las técnicas que aprenden en el centro.