En los años 80, muchos de los vecinos de un barrio obrero como Carrús ocupaban gran parte de su tiempo de ocio en reuniones en sus viviendas, en el bar o, simplemente, en la calle. Sin embargo, la iniciativa de unos pocos y la colaboración de las instituciones hizo posible que, en 1990, este distrito pudiese presumir de un espacio público que se convirtió en un modelo de gestión para parte del levante peninsular y que, con el transcurso del tiempo, se ha erigido como uno de los grandes motores de la sociedad ilicitana. Por eso, los actos que ayer sirvieron para celebrar el vigésimo aniversario del Centro Polivalente de Carrús sobrepasaron el carácter festivo para reflejar el valor cultural y social que estas instalaciones han adquirido para toda la ciudad.

Quien fue su director durante 17 años, Alejandro Ramos, recuerda que siempre le impresionó ver cómo llegaban familias enteras y cómo sus miembros se separaban según sus intereses. En su opinión, esta diversidad demuestra "la implicación y la identificación de los ciudadanos con este centro". Y la concejal de Bienestar Social, Vicenta Pérez, que comparte esta impresión destaca la evolución de este recinto, en el que trabajó durante años, para "ajustarse a las necesidades de la sociedad".

Ayuda y acción frente a la crisis

En estos momentos, la actual crisis económica ha provocado un aumento considerable de la actividad de Servicios Sociales, que han visto como su demanda crece más de un 50%. En un barrio obrero como Carrús, que además acoge a una importante población de inmigrantes, la atención primaria a los individuos y las familias cobra una especial relevancia.

No obstante, según su directora actual, Marga Galiano, esta necesidad de ayuda ha llegado unida de un notable aumento del asociacionismo y de un mayor esfuerzo personal por mejorar la formación. Por eso, cree que este centro social es "una base para la creación de convivencia y solidaridad" y deja entrever que, durante este tiempo, se ha convertido en un segundo hogar para todo un barrio.