José Agulló lleva en la sangre el "gusanillo" de la meteorología. Su padre, Francisco Agulló Marco, se hizo cargo del pluviómetro que había en la ciudad en el año 42 y él se hizo cargo del observatorio en el año 96, coincidiendo con la desaparición de su progenitor. Durante años éste ha sido el único observatorio que ha registrado las temperaturas y las precipitaciones en el ámbito local.

Las nevadas en Elche son un fenómeno casi anecdótico...

Hay registradas dos grandes nevadas en la ciudad, la del 54 y la del 60 y en menor medida la del 81. Lo cierto es que no es frecuente, aunque en otras muchas ocasiones han caído copos que no han llegado a cuajar.

¿Qué circunstancias deben confluir para que aparezca la nieve tan cerca de la costa?

Inexcusablemente debe haber lluvia y una temperatura que oscile entre los dos o tres grados de temperatura. A partir de los cero grados aparece el hielo. Aquí no es habitual este tipo de fenómenos climatológicos porque los inviernos son templados. Los meses más fríos suelen ser enero y febrero. Por ejemplo, en la nevada del 54 se produjo, según las anotaciones de mi padre, un embolsamiento de aire siberiano con un frente de altas presiones. De todos modos, la mínima más baja que tenemos registrada es de menos cinco grados el 12 de febrero del 56.

¿Lo del clima engancha?

A mí sí. Cuando hay una tormenta especial me subo a la terraza sea la hora que sea para seguirla y en mi casa todo el mundo se calla cuando dan en la tele la previsión del tiempo. Para mí comprobar las temperaturas todos los días es como lavarme los dientes.