La devoción que los ilicitanos sienten por el Santísimo quedó plasmada, de nuevo ayer, en la procesión del Corpus Christi, una tradición que se ha consolidado y ha ido recuperando su esplendor en los últimos años. Tanto es así que ayer tarde multitud de ilicitanos se agolparon en las calles para ver pasar a la Custodia y para verla salir de la basílica de Santa María.

Cerca de las 19.15 horas comenzaba a caminar la comitiva encabezada por la Banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad de La Sangre, de San Antón. Tras ella, más de 250 niños que este año han tomado la Primera Comunión y que con ilusión acompañaron al Santísimo vestidos con los trajes de ese día tan especial. A continuación desfilaron las hermandades de gloria y, tras ellas, las hermandades penitenciales. Seguidamente, iban los miembros de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa, la Tripleta, la Sociedad Venida de la Virgen, una representación de Cáritas Interparroquial, miembros de la Cofradía del Santo Cáliz de Valencia, estandartes de las asociaciones eucarísticas, los miembros de la Mayordomía y representantes del clero. Tras ellos, el trono con el Santísimo que salió del templo al son del Himno Nacional, el repique de campanas y una gran cohetá. Detrás de la Custodia iban autoridades eclesiásticas, miembros de la Corporación municipal y ciudadanos que acompañaron con velas al trono en su recorrido por las calles del centro. Cerraba la comitiva la Banda Ciudad de Elche, que fue la encargada de dar ambiente durante todo el recorrido.

La primera de las paradas que realizó el Santísimo fue en la calle Uberna, donde se instaló el primero de los altares, y uno de los dos nuevos que ha habido este año. El segundo altar estaba ante la ermita de San Sebastián. En la Plaça de Baix se instalaron otros dos, uno de ellos también novedad este año a cargo de la Mayordomía y donde se bajó al Santísimo para impartir la bendición. El siguiente estaba en las Cuatro Esquinas. Le seguía otro en la Glorieta y otro en Puente Ortices. También se instaló un altar ante el antiguo convento de las Clarisas y el último se ubicó en la calle La Fira. Al son de la música y la lluvia de pétalos que lanzaban los ilicitanos desde las ventanas y balcones, el Santísimo recibió el calor de los ciudadanos. El concurso de altares que tradicionalmente se celebraba durante la procesión no se ha llevado a cabo este año debido a la crisis, para evitar que los que instalan los altares no se esforzaran económicamente, según aseguraron desde la Mayordomía.