?Movidos por las leyes del mercado o de las modas literarias, la mayor parte de los creadores ubican sus tramas en urbes como Madrid, Barcelona o, en ocasiones, Valencia. Sin embargo, las obras del escritor alicantino Joaquim Gonzàlez Caturla han demostrado que el entorno más cercano puede ser un escenario inmejorable para tratar temas tan variados como el erotismo o los horrores de la guerra. Por eso, en "Els ulls del gos", su última novela, que logró el premio Antoni Bru y que se presenta hoy a las 20.15 horas en la librería Ali i Truc, el autor mezcla las múltiples aristas del hombre y su soledad con los rasgos de la sociedad local en el marco de Elche y Alicante.

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¿Qué le lleva a escoger estos escenarios?

En contra de lo que mucha gente piensa, la materia literaria no se encuentra únicamente en las grandes ciudades, porque una buena historia puede nacer en cualquier sitio. Por eso, yo defiendo lo cercano, la realidad que conozco y sobre la que puedo reflejar mi punto de vista sobre sus virtudes, sus tics, sus vicios y sus defectos.

En esta ocasión, la acción se desarrolla entre las dos principales poblaciones de la provincia. ¿Qué diferencias se pueden observar entre ambas?

El protagonista de este libro, un profesor que ha perdido recientemente a su mujer y a su hijo, imparte clases, en etapas distintas, en institutos de Alicante y Elche. Éste último, se encuentra en un barrio obrero, en el que sus compañeros se implican en la educación de una gente humilde y trabajadora, mientras que, en la ciudad vecina, se enfrenta a una sociedad conservadora y estática. Se produce, por tanto, un choque entre dos ambientes contrapuestos que condicionan considerablemente su estado anímico, en cierta medida, es un reflejo de la realidad.

¿Qué escenarios ilicitanos aparecen de la ciudad y cómo influyen en los personajes?

Espacios tan conocidos como la plaça de Baix, en la que aparecen Calendura y Calendureta, o el Parque Municipal muestran la belleza de esta ciudad. Además, gracias a la insistencia de sus compañeros, en uno de estos lugares se reencuentra, casualmente, con la que fue la mujer de sus sueños.

En ambos lugares, el protagonista está encerrado en la soledad. ¿Cómo se enfrenta a ella?

Como a muchos intelectuales metódicos, la repentina ruptura de su rutina le derrumba sus paredes y le obliga a abrirse al mundo. Tras muchos esfuerzos, y gracias al apoyo de sus compañeros, logra salir de esta situación y encarrilar su vida, pero la realidad muestra que todo tiene un precio y él también tiene que pagarlo.

¿Cree que esta situación es habitual en la sociedad moderna?

Vivimos en ciudades cada vez más pobladas, pero en las que, a menudo, resulta difícil encontrar compañía. El que no quiere quedarse al margen, tiene que salir de sí mismo, porque la soledad es una trampa mortal que sólo se rompe cuando uno mismo escapa de su propio aislamiento.

Usted también es profesor de instituto. ¿Qué tiene en común con este personaje?

Todas las creaciones tienen algo en común con quien les da vida, pero, afortunadamente, no he tenido que enfrentarme a una situación tan dura. No obstante, los paralelismos con este individuo se pueden apreciar en la autenticidad que refleja la descripción de la atmósfera de un centro de enseñanza media.

Uno de los alumnos de este centro es un inmigrante que se cruza en el camino del protagonista. ¿Qué papel desempeña esta persona y este fenómeno social en la novela?

Este joven rumano, que se convierte en coprotagonista, sufre un gran número de problemas relacionados con cuestiones como la prostitución y representa las dificultades que soportan algunas de estas personas. Además, el profesor ve en él un cierto paralelismo con su situación que le ayuda a superar sus propios asuntos.

Tras esta novela, ¿se ha embarcado ya en algún nuevo proyecto?

Aunque estoy cansado y tengo poco tiempo, escribo todos los días y estoy preparando un nuevo libro que, en el contexto de un pueblo de interior de la comarca de La Marina, girará en torno a la calumnia.