Muchos de los alumnos participantes fueron convocados ayer en el laboratorio de Física y Química donde, por un lado, ellos mismos realizaron divertidos experimentos científicos, como los que salen en el programa televisivo "El Hormiguero"; y, por otro, recibieron distintos diplomas por participar a lo largo de este curso en estas propuestas educativas que les ha llevado a emplear horas de estudio y trabajo fuera de clase.

El acto comenzó con la demostración de los llamados Jóvenes Investigadores, alumnos de segundo y tercero de ESO que en sus recreos se han quedado realizando experiencias de laboratorio; como por ejemplo transformar 50 gramos de azúcar en un tronco quemado; o combinar agua oxigenada, yodo y detergente de lavavajillas para obtener una gran masa de jabón informe que excede el propio tubo de ensayo; o ver cómo la Coca Cola Zero flota en agua y la normal no, por las distintas densidades de sus líquidos.

Otros estudiantes han participado en una serie de premios literarios en una convocatoria de la Asociación de Libreros. Más de medio centenar de jóvenes presentó sus cuentos aunque al final sólo se podían remitir tres. Dos han quedado entre los 101 finalistas y la semana próxima se entregarán los premios en la Universidad de Alicante.

El tercer proyecto en el que se han implicado los alumnos este curso de manera voluntaria ha sido en el Open de Requena, un concurso con 1.259 participantes en toda España. Desde finales de enero hasta hace apenas unos días cada semana se proponía un problema matemático a resolver. Desde el IES Cayetano Sempere han participado 116 jóvenes de cuarto de ESO y primero de Bachillerato, de los que tres han resultado premiados. Incluso han quedado por delante de algunos profesores que también se atrevieron con el reto.

Éstas son algunas de las propuestas que el centro ha puesto en marcha este año dentro de un proyecto de altas capacidades que, en lugar de circunscribirse a los alumnos más avanzados, se ha decidido abrir a todos, de manera que, voluntariamente, cada cual participe.

Desde el centro se destaca que estos estudiantes luego tiran del resto en cada una de sus clases, y así, los propios alumnos, se motivan unos a otros tras realizar esfuerzos cuya recompensa es comprobar que ciencia y literatura no tienen por qué ser aburridas y sí muy satisfactorias.