Hace ahora unos dos años, los profesionales del Servicio de Daño Cerebral de Hospitales Nisa, y, concretamente, del Hospital Valencia al Mar, le preguntaron a Daniel Fenoll qué es lo que iba a pedir para Navidad. Dani, como le conocen todos, no se lo pensó y respondió que "caminar". Por aquel entonces, aquel joven ilicitano de 16 años llevaba ya dos años y medio en el centro, tras sufrir un accidente de moto, y todavía no podía mantenerse solo de pie. Sin embargo, el personal del centro, consciente de su carácter y de su afán de superación, decidió plantearle un reto: entrar andando en la meta de la Volta a Peu de Valencia -de ocho kilómetros de recorrido- al cabo de dos años. Poco a poco, la iniciativa comenzó a ser secundada por otros pacientes del centro, y, en particular, por Jesús Tamarit, hasta llegar a convertirse en un proyecto colectivo en el que también se acabaron implicando familiares, amigos y profesionales. Finalmente, la cita llegó ayer, y Dani cumplió con su particular desafío acompañado de unas 500 personas, entre familiares, trabajadores y pacientes de Hospitales Nisa; y, entre ellos, 150 personas de Elche. En total, la carrera, que partió del Paseo de la Alameda de Valencia, contó con más de 30.000 participantes.

La jornada comenzó en torno a las nueve de la mañana, con el reparto de camisetas, en las que se podía leer: "En un instante pasó todo", y con la que, en cierto modo, se trataba de concienciar de la posibilidad que tiene cualquier persona de pasar por un episodio de este tipo, ya sea como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico, ya sea por otra patología cerebral adquirida, como ictus. Poco después, llegó el turno de Dani y Jesús, que leyeron un manifiesto en el que pusieron en evidencia el simbolismo de la prueba y el afán de superación. Sin embargo, uno de los motivos más emotivos llegó cuando Dani cruzó la meta corriendo. De hecho, también comenzó la carrera por su propio pie, hizo otro tramo en silla de ruedas y, finalmente, entró corriendo. Una vez concluida la prueba, los participantes escribieron frases en un mural y los pacientes del centro participaron en una entrega simbólica de medallas.

Como reconocía la madre de Dani, Marichu Serrano, "pasar por una situación como ésta te cambia la vida, ya que, en un instante, tienes que dejarlo todo y sólo te preocupa salvar la vida de tu hijo. Después cambia todo, y la vida comienza a ser más intensa, ya que, de no tenerlo, de que esté como un vegetal, pasas a poder luchar con él. De hecho, ya anda, come solo y ha ganado muchísima autonomía".

Por su parte, el director clínico del Servicio de Daño Cerebral, Joan Ferri, explicó que "ésta es una iniciativa pionera que se planteó como un reto". En este sentido, reconoció que "la jornada ha sido un éxito" y avanzó que el objetivo ahora es que tenga una continuidad, por los efectos que tiene sobre el estado de ánimo de los pacientes.

Finalmente, Dani confesó que "lo único que queríamos demostrar es que, con esfuerzo, todo es posible y se puede salir adelante". Y es que, pese a sus 18 años, lo tiene muy claro: "Pienso seguir trabajando hasta que me digan que ya no puedo recuperarme más"... Aunque ahora, como antes, siga dependiendo de él.