La vinculación de Miguel Hernández con Elche no tiene sólo lazos sentimentales y razones de ser con los nombres de la familia que han vivido en la ciudad de las palmeras, desde Josefina Manresa hasta Miguel Hernández hijo, Lucía Izquierdo -nuera del poeta- y los nietos María José y Miguel. El destino y el afán por crecer como poeta, a fuerza de sacrificios y fe ciega en su trabajo con los versos, quiso que el único premio que recibiera a lo largo de toda su vida se lo concediera la Sociedad Artística Orfeón Ilicitano, hoy hace justo 79 años.

Corría 1931, y según consta en los fondos documentales de la Biblioteca Central Pedro Ibarra de Elche, con motivo del tercer aniversario del Orfeón Ilicitano se organizó un certamen literario "con el objeto de rendir el más merecido tributo a Valencia". Un joven Miguel Hernández, con poco más de 20 años, se encontraba con las bases del concurso al leer la revista Destellos de Orihuela... y manejó pensamientos y sensaciones para inspirar sus versos a lo largo de un extenso poema de 138 versos, al que le puso el título de "Canto a Valencia" y que presentó con el lema "Luz..., Pájaros..., Sol...".

En el semanario "El Ilicitano", órgano periodístico de la sociedad artística de Elche, del 5 de abril de ese año aparece en su portada el fallo del jurado y se constata la reunión del 25 de marzo de 1931, donde Manuel Pomares Ceva, Antonio Serrano Hernández, Pascual Pastor Maciá y Amador Blasco decidieron los galardones del certamen literario. Así, el apartado denominado Canto Regional tiene como primer premio el trabajo "Canto a Valencia", que se presentó con el lema "Luz..., Pájaros..., Sol..." y que tenía en la firma el nombre de Miguel Hernández Guilabert, de Orihuela (Alicante). El concurso había recibido, sobre todo, trabajos desde Valencia, Alicante, Elche y Orihuela.

El poema ganador de un joven Miguel Hernández dedicaba mucho espacio y sensibilidad al paisaje y las gentes de la zona del Levante en la que tenía protagonismo destacado Valencia, el Mediterranéo, Alicante, el Segura, Murcia y, especialmente, Elche, donde a lo largo de 16 versos se encajaba con hábil delicadeza desde un gran bosque de palmeras hasta el Domingo de Ramos, el Huerto de Cura y la Dama.

Un viaje impaciente

En los documentos de la Biblioteca Central Pedro Ibarra se destaca que cuando Miguel Hernández recibió la comunicación de su premio, viajó de inmediato a Elche, utilizando para ello un coche ford que tuvo que alquilar gastando el dinero conseguido con la venta de leche. Quería recibir el galardón lo antes posible, creyendo que era dinero lo que le entregarían y no "una mágnifica escribanía -estuche para plumas y un tintero- de plata", según consta en el acta del jurado del certamen. Aún así, el reconocimiento popular comenzaba en Elche, hace ya 79 años.