-Con sólo 21 años, Rosa López (Peñuelas, Granada, 1981), ganadora de la primera edición de Operación Triunfo y representante de España en Eurovisión, se convirtió en uno de los iconos de la música española. Casi una década después, el impulso de este fenómeno televisivo ha perdido fuerza, pero, con ocho álbumes a sus espaldas, sus canciones se han hecho un hueco en el mercado y en el corazón de miles de ciudadanos. Ahora, cuatro meses después del lanzamiento de su nuevo disco, "Propiedad de nadie" Rosa llega al Gran Teatro de Elche, donde pretende demostrar que está dispuesta a "empezar desde cero". En estos tiempos, reinventarse parece casi una obligación y su nuevo estilo demuestra que no es una excepción. ¿Ha encontrado ya un camino que recorrer?

Siempre que puedo, procuro dejarme llevar por la intuición y disfrutar de lo que hago. Desde hace meses, atravieso por una etapa en la que pretendo encontrar una nueva forma de expresarme. Quiero redescubrir hacia dónde debo dirigir mi carrera y seguir un camino determinado.

-¿Cuál es el resultado de esta evolución?

Procuro no encasillarme en ningún estilo musical. Es innegable que, en mis canciones, se observan influencias de ritmos como el blues, el country o el jazz, pero, sobre todo, procuro que la música encierre un mensaje positivo y se convierta en seducción para atrapar a quien me escuche sin hacer ruido.

-Para encontrar este rumbo, en su nuevo disco cuenta con la colaboración de artistas de la talla de José Luis Perales. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

Estoy muy satisfecha con el resultado de este álbum. José Luis Perales ha escrito unas letras muy atractivas y ha compuesto una música muy agradable. Pero, además de él, en este proyecto he podido disfrutar de la compañía y el buen trabajo de un gran equipo de producción y de una banda con la que cada vez me siento más integrada.

-En esta gira, que se desarrolla por teatros como el de Elche, ha tenido que unir dos conceptos muy distintos de música. ¿Cómo lo ha conseguido?

Por primera vez, hemos decidido que los espectadores escuchen las canciones sentados en sus butacas, lo que nos ha obligado a ofrecer un espectáculo distinto. Las nuevas canciones se han adaptado con facilidad, pero, para las de los discos antiguos, hemos tenido que buscar un enfoque distinto. El proceso ha sido muy divertido y ha requerido una gran responsabilidad, y el resultado ha sido muy positivo.

-¿Qué reacción espera del público ilicitano?

Los ciudadanos de Elche siempre han sido muy hospitalarios y responden de forma muy positiva en mis actuaciones. En todos los conciertos, procuramos mostrar nuestra mejor versión y eso lo nota la gente. En cuanto comienza la primera canción, todos asistentes querrán sumarse a la fiesta.

-¿Qué recuerdos guarda de esta ciudad?

Elche siempre ha sido un lugar muy especial para mí porque aquí residen algunos de mis familiares. Poco antes de entrar en Operación Triunfo, vine a visitarlos y asistí, en el Gran Teatro, a un certamen de cantautores en el que disfruté mucho y, sólo unos meses más tarde, conocí a Verónica Romero.

-Poco después de ese momento, se convirtió en una de las artistas más conocidas al representar a España en Eurovisión. Ahora que este certamen se acerca otra vez, ¿qué opina de la canción que este año, hemos llevado a la cita de Oslo?

Daniel Diges, a quien conozco desde hace tiempo, es una gran persona y un muy buen cantante. Su canción lo tiene todo: una voz dulce y clara, una escenografía preciosa y un mensaje cariñoso y bonito. En ocasiones, me parece que es un gran tema para los niños, que constituyen el público más enriquecedor. Ahora sólo depende del resultado de las votaciones.

-¿Alguna receta para ganar, cuatro décadas después, este polémico festival?

A pesar de que lo he vivido por dentro, todavía no he descubierto el truco. Si es un concurso de canciones, tenemos opciones de ganar, pero todos sabemos que las cuestiones políticas influyen mucho en los resultados finales.