El ajedrez como juego y ciencia. Así lo tiene planteado el colegio público Luis Vives de Elche. La entrega y devoción de este centro por este deporte intelectual ha llegado hasta el punto de convertirse, sin ir más lejos, en una materia obligatoria para todos los alumnos de tercero y cuarto de Primaria, y una actividad extraescolar para los alumnos de este centro que presentan sobredotación.

Sin embargo, más allá de la competición deportiva, dejando de lado su vertiente de puro juego, el ajedrez es una disciplina en la que padres, profesores, especialistas y alumnos están totalmente de acuerdo en que genera inimaginables beneficios, tanto a nivel académico, como de propio crecimiento personal o de socialización con los demás.

El colegio Luis Vives lo tiene muy claro: ¿por qué no enseñar ajedrez en la escuela de manera decidida? ¿Por qué no, si a través de su aprendizaje sistemático y programado los jóvenes descubren habilidades intelectuales, les abre una visión más amplia de sus posibilidades, mejoran su conducta y disciplina, contribuye a generar autoconfianza, potencian su memoria visual, la deducción o el pensamiento analógico?

"Es otra forma de trabajar la lógica, el razonamiento, la toma de turnos, la estrategia o la resolución de problemas", apunta, por otro lado, María José Verdú Justamante, psicóloga y orientadora de un servicio psicopedagógico escolar. "Sirve para todo y no sólo para las matemáticas, aunque también es una manera alternativa de estudiar esta asignatura a través del juego", agrega.

El director del "Luis Vives", Enrique Gutiérrez, es un auténtico defensor e impulsor de difundir esta disciplina entre los más pequeños. De hecho, es uno de los responsables, junto al Club de Ajedrez de Elche, de extender este deporte a todos los escolares ilicitanos con apoyo del Ayuntamiento, aunque este año, debido a problemas presupuestarios municipales, la iniciativa se ha paralizado después de muchos años.

En cualquier caso, estos días, y desde hace ya dos décadas, este colegio acoge los campeonatos local y zonal provincial de ajedrez, en los que hay 150 niños inscritos.

Marina, con 9 años y en cuarto de Primaria, lleva dos años de afición total. "Juego en casa con los padres, en clase con mis compañeros y en las actividades extraescolares", confiesa esta alumna, quien destaca que, sobre todo, nota que "me ayuda a pensar cuando llevo a cabo las demás actividades".

Con todo este acervo, desde el colegio no entienden todavía cómo el ajedrez sigue siendo tratado por el sistema educativo como un simple peón.