Truc" y "re-truc" son las expresiones que más resuenan en el local del bar Cantó cada sábado por la tarde. El campeonato de sarangollo, que dio comienzo el último fin de semana de agosto y que durará hasta final de año, junta en este establecimiento a más de un centenar de personas. El jugador más veterano ronda los setenta años, mientras que los más jóvenes superan los treinta. Por ello, el promotor del campeonato y dueño del local, Apolo Pleguezuelos, está trabajando en la puesta en marcha de una escuela dentro del Club Ilicitano de Sarangollo Cantó (CISAC) para fomentar la difusión de dicho juego.

La escuela serviría para dar a conocer a los más jóvenes este juego de naipes tan tradicional del pueblo de Elche. "Es muy difícil aprender si no sabes algo, no se puede aprender mirando", afirma Apolo. Este punto de aprendizaje sería un repunte para el juego. Una tarea que algunos de los aficionados al sarangollo realizarían de manera altruista, simplemente por el gusto de ver cómo no se pierde en el olvido este juego. En los campeonatos que se organizan en este bar ilicitano han llegado a participar 48 equipos. En la actualidad sólo se inscriben 38. Ello es una muestra del retroceso que está sufriendo esta tradición. "Nuestro objetivo es enseñar la mecánica, desde el Pascual (no tener nada) hasta los tres ases. Y después, poco a poco, que se vayan incorporando a nuestras partidas. Que se vayan curtiendo en el juego", señala el promotor de la idea. Una ocurrencia que ronda por la cabeza de Apolo desde hace casi una década y que, ahora, con el registro del CISAC va a llevar a cabo.

"Éste es un juego bonito hasta el momento en el que te juegas dinero", señala Apolo. Lo importante no es la apuesta, como en otros juegos, sino compartir un buen rato con los compañeros. "Somos todos amigos", asegura el promotor de la idea. A lo largo de todos estos años se han vivido muchas anécdotas. "Ha habido dos equipos en los que durante 24 años han jugado los mismos componentes, pero uno falleció y el otro perdió la vista", explica Apolo. De la misma manera, en estos momentos un anciano acude a la partida sin equipo. Es el comodín de la sala. Él siempre está dispuesto a participar si en alguno de los equipos falla un jugador. "Como siempre viene, un año decidí tener un detalle con él. Le entregué un trofeo y se le saltaron las lágrimas de la emoción", reconoce. Gestos que demuestran la complicidad que se establece entre ellos.

Durante estos meses se está disputando el XXVII Campeonato de Sarangollo en el bar Cantó. Además, se quiere celebrar el próximo día 9 de octubre el torneo Festa d'Elx en la modalidad de doce horas. Toda una serie de medidas que sirvan para incentivar y continuar con esta tradición tan típica del pueblo ilicitano.