Riegos de Levante mostró ayer su desazón ante el alto grado de salinidad que se ha alcanzado en el parque natural de El Hondo, en el que el agua almacenada, procedente del río Segura en su mayoría, es ya inservible para regar los cultivos.

No obstante, los regantes confían en la voluntad colaboradora de la Conselleria de Medio Ambiente y están convencidos de que éste será el último verano en que se tenga que padecer esta situación.

De hecho, para hoy mismo está anunciado que Juan Cotino realice su primera visita institucional como nuevo conseller de Agua y Medio Ambiente a Elche, con el objetivo de reunirse con los responsables de Riegos de Levante y tratar diversos temas pendientes, desde la modificación del decreto para la protección de la malvasía cabeciblanca -que impide a los regantes mover el agua durante todo el verano-, hasta el nuevo marco de gestión compartida para El Hondo que se firmó a principios de año.

Ángel Urbina portavoz de la citada entidad de riego, mostraba ayer su convencimiento en que la buena voluntad que ha habido en los últimos meses con el equipo del desaparecido conseller José Ramón García Antón, se va a mantener con el de Juan Cotino, con el que ya trabajaron cuando éste fue responsable de la cartera de Agricultura en el periodo 2004-2008.

En cualquier caso, Riegos de Levante no puede ocultar que el alto grado de salinidad registrado es un problema que ahora hay que sentarse a solucionar junto con la Generalitat. Las últimas mediciones revelan que en los tres hectómetros cúbicos que quedan en el embalse de Levante, se han registrado 10.000 microsiemens por centímetro cuadrado, mientras que el hectómetro cúbico que hay en el de Poniente se han detectado 35.000. El microsiemens es una unidad que indica salinidad y conductividad. Así, el agua del mar suele tener una salinidad superior a 40.000 microsiemens, mientras que el agua de El Hondo en realidad no debería pasar de 1.000.

"El Hondo a día de hoy es prácticamente una salina", señala Urbina, quien agrega que durante este verano se han producido muertes de aves y peces pero en una frecuencia relativamente normal correspondiente a la regeneración del propio ecosistema y de las condiciones climáticas.

Para los regantes, por tanto, la preocupación más inmediata reside ahora en cómo evacuar esa agua salina de manera que los embalses de Poniente y Levante, con 450 y 650 hectáreas, respectivamente, no se resientan.

El portavoz de Riegos de Levante explica que "en quince o veinte días lloverá y los embalses reguladores deben estar preparados para recibir agua buena", al tiempo que reivindica que ya es hora de que El Hondo conjugue de verdad los intereses medioambientales, agrícolas y ecoturísticos y que pueda estar a la altura de La Albufera de Valencia.