Elche es una ciudad que en los últimos años ha avanzado mucho en materia de accesibilidad y eliminación de barreras arquitectónicas, pero aún queda mucho por hacer. Y así quedó patente ayer en la celebración de una nueva edición del Día de la Rampa.

Más de 400 personas participaron en este acto que pretende sensibilizar a los ciudadanos sobre la necesidad e importancia de respetar las rampas y de conseguir una ciudad más accesible para todos, incluido el 25% de la población que tiene alguna discapacidad. La marcha se inició en la plaza de L'Algeps y finalizó en El Bailongo. Discapacitados, familiares, amigos y políticos no faltaron a esta cita. El lema fue "¿Y yo por dónde paso?" para hacer especial hincapié en la necesidad de que los conductores respeten las rampas y no aparquen sus vehículos en ellas.

Además, es tradicional reconocer la labor desempeñada en la eliminación de barreras arquitectónicas por instituciones, personas o establecimientos y, en esta ocasión, el comercio reconocido fue la farmacia de la calle El Salvador que, además de tener el local adaptado, ha ido un poco más allá y ha instalado una báscula para personas en silla de ruedas. Su propietario, Abel Belda, se mostró satisfecho por recibir la Rampa de Oro y aseguró que en los 104 años de historia de la farmacia "este premio ha sido el más importante".

Por su parte, la edil de Bienestar Social, Vicenta Pérez, recordó que Elche ha recibido recientemente de la mano de la Reina Doña Sofía el premio a una ciudad accesible. También recordó el encuentro internacional "Moda H" que tendrá lugar en octubre, y a lo largo del año se harán diversas actividades.

Modelo a seguir

En el acto participaron también personas de otras ciudades como Alicante, donde no se celebra ninguna jornada similar y donde, según estas personas, "la ciudad es mucho menos accesible que Elche". Emilia Buitrago, presidenta de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Alicante, señalaba que "hemos venido a ver cómo se organiza porque merece la pena hacer un acto así en Alicante". Por su parte, María Antonia Alcaraz, también de Alicante y que va en silla de ruedas a temporadas, asegura que en la capital "vas por la acera, tienes una rampa y, si continuas más adelante, ya no hay, tienes bordillo".