A modo de antológica, Juan Ródenas inauguró ayer en la Casa de La Festa la que, según anunció el artista, va a ser su última exposición individual. La muestra incluye una serie de acuarelas sobre aguas y humedales, una constante en su trayectoria, y una colección de dibujos coloreados realizados en la década de los 80. El autor entregará los ingresos derivados de la venta de esta obra al mantenimiento del Misteri.

A caballo entre su residencia en Barcelona y su ciudad natal, Ródenas ha elegido la Casa de La Festa para presentar su última exposición, "Momentos de luz", aunque el autor aclara que no va a abandonar la pintura.

Temáticamente, esta colección de acuarelas sigue profundizando en los paisajes de humedales y salinas tan próximos a los pintores de la tierra. Sólo hay un par de cuadros que se salen de esta línea: unos eucaliptus y un paisaje de Palma. En lo que sin duda es una concesión para el público local, el autor introduce en una vista de la isla de Tabarca un par de palmeras.

El resto son paisajes solitarios y tranquilos que invitan a la calma, a la reflexión. "No soy nada depresivo, pero no sé porqué al ponerme a pintar salen estos cuadros que no tienen figura humana. Es una introspección humana. Sale siempre la búsqueda de una serie de cuestiones que para mí son fundamentales, como pensar en lo que es uno mismo. No estoy más solo que la una porque vivo rodeado de gente y de amigos que te quieren pero al ponerte a pintar te pones a buscar esa soledad. Buscando lo más sencillo te sale lo más grande de la persona".

Sus temas, sus paisajes, se repiten constantemente a lo largo de su trayectoria lo que para el autor es una virtud. "Yo creo que es bueno y digo que pinto el mismo cuadro repetidamente. Los hombres nos repetimos porque buscamos hacerlo mejor".

La exposición se acompaña de una carpeta de dibujos del Misteri coloreados en acuarela realizados entre 1982 y 1987, etapa en la que Ródenas fue elegido como caballero electo del Misteri y tuvo la oportunidad de contemplar la representación desde un lugar privilegiado: el andador.

La exposición se completa con una serie de joyas diseñadas por el acuarelista y trabajadas en oro por el joyero de Barcelona, Luis Navarro.