Los buenos resultados deportivos del Elche en las últimas semanas han dejado un poco de lado las iras de la mayoría de la afición en los temas institucionales. Por muy mal que vayan las cosas a nivel institucional, cuando la pelotita entra se genera una cortina de humo capaz de tapar cualquier vergüenza. El club ilicitano lo sabe por experiencia. El ascenso a Primera División y la permanencia en la Liga de las Estrellas durante dos temporadas permitió sacar pecho al consejo de administración con Sepulcre a la cabeza y esconder todo lo que se cocía por dentro a nivel económico.
Posteriormente, con la decisión de Tebas de humillar y sacrificar al Elche como «ejemplo de buenas conductas» de la Patronal, descendiéndolo de forma administrativa, llegaron los madres mías, por lo que todos consideramos una injusticia sin parangón en el fútbol español.
A partir de ahí, las lanzas dispararon a Sepulcre y a sus directivos, primero, y Juan Anguix, después, y muchos se preguntaban ¿por qué no se había pagado a Hacienda con todo el dinero que había entrado en el club en Primera?
El pasado martes se cumplió el primer plazo de 316.000 euros para abonar a la Agencia Tributaria, después del acuerdo alcanzado para abonar de forma periódica los 8,8 millones de deuda que tiene el Elche. A la firma del acuerdo, el 30 de septiembre de 2017, se pagaron 987.000 euros y el 20 de marzo había que realizar una transferencia de 316.000. En esta ocasión y ante la falta de ingresos que tiene el club, el principal accionista individual, José Sepulcre, se ha tenido que rascar el bolsillo y aportar esa cantidad salvando, de esta forma, el primer «match ball».
Pero ese sólo ha sido el primer paso en la subida al Monte Calvario y en el vía crucis que tiene, de aquí a final de temporada, la entidad franjiverde para evitar la crucifixión y alcanzar la salvación. El Elche tiene que superar muchos «match ball». Llegar a la promoción de ascenso, como parece que va a ser, permitiría obtener algunos ingresos extraordinarios. Pero no son suficientes para poder hacer frente a los numerosos pagos que vienen por delante.
Quedan cuatro meses de competición en los que hay que abonar las nóminas a la plantilla, cuerpo técnico y empleados. Restan numerosos gastos corrientes que hay que pagar antes del 30 de junio, independientemente de más de una prima en caso de conseguir el ascenso, que ojalá se consiga.
El presidente, Diego García, y el dueño y señor del club, José Sepulcre, han salido victoriosos cumpliendo con este primer pago que, simplemente, era una obligación. Ahora queda conocer cómo se van a afrontar las siguientes deudas. En total se necesitan cerca de 1,5 millones, como ha reconocido el propio Diego García. Sin olvidar que más pronto que tarde puede llegar la decisión de la Comisión Europea de exigir los 4,1 millones de euros que se encuentran paralizados de forma cautelar.
Mucho dinero por delante para tener que asumirlo una sola persona, aunque como ya hemos contado en más de una ocasión, el expresidente no está dispuesto a que le toquen su «juguete» y es capaz hacer lo que sea necesario para que así sea.
Además, dentro del oscurantismo que rodea al club ilicitano, se desconoce a cambio de qué ha aportado Sepulcre esa cantidad. Si la va a canjear por acciones en una futura ampliación de capital, siempre y cuando el IVF permita la ampliación.
La pelotita está entrando y con la llegada de Pacheta se ha recuperado la ilusión en el entorno franjiverde, pero esperemos que no suceda como hace algunas temporadas cuando el ascenso a Primera División dejó en un segundo plano los graves problemas del Elche. Porque en esta ocasión no sería un descenso administrativo, sino que significaría la muerte y defunción de una entidad y un sentimiento que va camino de cumplir cien años.
