José Rojo Martín «Pacheta» (Salas de los Infantes, Burgos, 23-03-1968) vuelve a ponerle ruedas a su maleta de entrenador para afrontar un nuevo proyecto a orillas del Vinalopó, muy lejos del río Duero de esa Soria en la que reside cada vez que toca descansar de las distintas batallas futbolísticas. Hace muy poco tiempo regresó de Tailandia donde vivió su enésima aventura profesional al frente de un club llamado Ratchaburi.

Tenía ya muchas ganas de volver de nuevo al lío, de dejar aparcados por un tiempo sus paseos por la alameda que lleva a San Saturio, de oler a linimento en el vestuario del estadio Martínez Valero, que ha visitado en infinidad de ocasiones, sobre todo cuando ejercía funciones de director deportivo del Numancia.

Incluso, una temporada en la que los rivales del conjunto castellano jugaban quince días antes frente al Elche y era asiduo a verlo en todos los rincones de España con su bolígrafo y su libreta.

Pacheta, aquel jugador que formó parte del Espanyol de Jordi Lardín, Mauricio Pochettino, Toni y Florin Raducioiu de mediados de los años 90, que alcanzó la gloria con un cuarto puesto en Liga en la temporada 1995-1996, con Juan Antonio Camacho como técnico «periquito», por detrás de Atlético de Madrid, Valencia y Barcelona, llega ilusionado con triunfar de una vez por todas en los banquillos.

Más que de futbolista o entrenador de fútbol tiene figura de corredor de fondo. Quizás sus correrías por la Sierra de la Demanda, cercanas a su localidad natal, le ayudaron a mantener ese tipo fibroso y sin un gramo de grasa, aunque los más cercanos afirman que le gusta el buen comer. La verdad es que lo disimula muy bien.

Acabó su carrera como jugador en el Numancia, donde echó raíces como director deportivo. Se estrenó en los banquillos en el conjunto castellano, sustituyendo a Sergio Kresic. Era habitual en Soria cambiar, cuando las cosas iban mal, al técnico titular por el director deportivo. Con Máximo Hernández se hizo varias veces y, esa ocasión, se repitió con Pacheta. Aquel modesto Numancia no pudo evitar caer de Primera.

En Segunda División B dirigió a continuación a Real Oviedo, Cartagena y Hércules. Salvó del descenso al Korona Kielce, se formó en Estados Unidos y en Australia, y su última aventura la disfrutó en Tailandia, en el Ratchaburi Football Club.

Lo que demuestra que no duda en irse a cualquier rincón del mundo en busca del triunfo en un proyecto que le ilusione.

Hace un par de días el club ilicitano llamó a su puerta y no lo dudó ni un instante. Sabe que el Elche es un auténtico Mihura, pero, parafraseando a aquel torero sevillano, denominado El Espartero, que pronunció, cuando un banderillero le advirtió sobre las dificultades de un animal, lo siguiente: «Más cornás da el hambre».

Motivador

Los que lo conocen dicen que Pacheta es un trabajador que dedica sin descanso las 24 horas del día al equipo y al club. Cuando llegó al Hércules lo primero que hizo es pedir las llaves de una oficina para meterse en ella y ver partidos, repasar los movimientos de los rivales, planificar los duelos... Descansaba de forma espartana en la academia de estudiantes Europa House y era común verlo compartir mesa con los chavales del fútbol base.

Un motivador nato, con un carácter afable que se sabe adaptar al perfil de la plantilla que se encuentra. Es muy cercano al jugador y sabe en todo momento lo que quiere. Muy inteligente en todo lo que hace y dice. Conoce lo que hay en el campo y fuera de él. Una persona muy completa que los que lo conocen están seguros que va a mejorar al Elche.

Se sabe adaptar a los jugadores que tiene y en su portátil aparecen los datos de todos los futbolistas. Inquieto en su manera de pensar y hacer, tiene algunos ramalazos de David Vidal cuando saca a relucir ese «showman» que lleva dentro, que muestra en pequeñas dosis delante tanto de su plantilla como de la prensa. A veces se esconde debajo de una gorra llamativa que todavía lo hace más cercano a la hora de pedir a los futbolistas que sean competitivos. Repite a sus pupilos que vayan siempre con «el gancho» en cada minuto del partido.

Cuando lo presentaron en el Hércules (aplicable al Elche y que denota su filosofía) afirmó al más puro estilo del «Cholo» Simeone: «Sólo hoy voy a hablar de nuestro objetivo, que es evidente que es volver a Segunda. Se puede subir como primero o como cuarto, no podemos convertir la primera derrota en un drama. No volveré a hablar del ascenso porque lo único importante es el camino a seguir para ganar el primer partido. Y después del primero, el segundo. Cuando hablas de objetivos a largo plazo, los objetivos a corto se suelen caer».

A continuación, el burgalés lanzó el siguiente mensaje a los jugadores: «El que tenga dudas, que se vaya. El futbolista que no tenga ambición, no va a estar aquí. Eso lo tiene que tener todo el mundo claro».

Este es el Pacheta, que llega con la ilusión por las nubes de conseguir el objetivo en el Elche. Se va a dejar la vida en el empeño en el Martínez Valero, en el que recordará donde están sus seres queridos. Ya lo cantó Gabinete Caligari: «A la ribera del Duero existe una ciudad, a la ribera del Duero, mi amor te espero. Voy camino Soria, ¿tú hacia dónde vas?». El técnico burgalés, lo tiene claro: con el Elche hacia Segunda. Hoy es su primer día de esa travesía.