Diego Quiles Navarro (Elche, 10-12-1941) es uno de los hombres más importantes que ha tenido el Elche. Fue vicepresidente con Manuel Martínez Valero entre 1973 y 1976. Luego estuvo diez años como máximo dirigente franjiverde, divididos en dos etapas, de 1983 a 1987 y de 1994 a 2000. Logró un ascenso a Primera División (1983-1984) y dos a Segunda (1996-1997 y 1998-1999). Ningún presidente tiene en su palmarés dicha marca. Además, nadie olvida aquella asamblea en el Gran Teatro en la que fue aclamado para sacar al club del atolladero económico, un 19 de mayo de 1994, ni el hecho de convertir al club en Sociedad Anónima Deportiva.
Siempre ha estado vinculado al Elche y apenas se ha perdido un partido en el Martínez Valero e incluso viaja para verlo fuera. Esta temporada, por ejemplo, estuvo en Sagunto y Villarreal, a pesar de que el equipo milita en Segunda B. Su mujer, Sacramento Morales Rubio, con la que se casó en 1966, siempre ha estado a su lado. Se cumple aquel dicho que asegura que detrás de un gran hombre existe una gran mujer. En la época de Anselmo Navarro, con la entidad al borde de la desaparición, ahí estuvo pidiendo que los jugadores levantaran las denuncias empeñando su prestigio.
Siempre muy unido al club
Nació al lado del campo de Altabix y desde niño vivió los entresijos del equipo de sus amores. A pesar de que trabajaba de sol a sol en el negocio ganadero de su padre, ayudaba a Coca, exjugador del Elche y utillero del club ilicitano, a limpiar las botas de los futbolistas y a poner a punto los balones. Vio pasar por delante a los ídolos de la Cooperativa: Periquín, Quirant, Lahuerta?
Con el ascenso del Elche a Primera, de la mano del mítico César Rodríguez, aumentó su pasión por el equipo franjiverde.
Años después, Manuel Martínez Valero decidió nombrarlo tesorero del club, pero en 1976 abandonó la directiva después de unos meses convulsos dentro del club ilicitano.
Tras la dimisión de Martínez Valero, en 1982, regresó al club como vicepresidente de Vicente Pastor. A mitad de esa campaña dimitió de presidente y se queda al frente de la nave. Se convirtió, con 40 años, en el presidente más joven de la historia moderna del Elche.
Aprovechó sus buenas relaciones con el Real Madrid para conseguir las cesiones de Sánchez Lorenzo, Lucas, López Pérez, Alfonso y López Miró. Con Cayetano Ré como técnico también fichó a Anquela, Belanche, López Murga, Ruiz, Germán Leguía y dió continuidad a Boria, Quesada, Miguel, Neri y Nando. Ré tuvo que ser sustituido por Roque Olsen y al final de esa Liga, 83-84, tras un Elche-Bilbao Athletic lograba el ascenso a Primera División.
En la élite puso como técnico a Antonio Ruiz y deja en la estacada a Roque Olsen, que había logrado el ascenso. La temporada fue muy mal y el Elche regresó a Segunda. Diego Quiles tuvo que volver a contar con Roque Olsen para tratar de regresar a Primera.
El expresidente franjiverde siempre ha reconocido que lo pasó mal. «Me fui a Las Palmas a convencerle de que viniera después de que un año antes lo había destituido tras llevarnos a la máxima categoría. La verdad es que pasé vergüenza» comenta.
No lograría el objetivo en la 85-86, ni tampoco en la 86-87, con Carlos Maciá Bonet y Delfín Álvarez. Durante esa última campaña decidió abandonar, después de sufrir una moción de censura promovida por un grupo de compromisarios que perdió por cuatro votos.
Ocho años después de que se le abriera la puerta de salida, el entorno franjiverde le aclamó al grito de «¡Presidente!, ¡Presidente!...» para que volviera.
El 19 de mayo de 1994 el Elche celebró una asamblea general en el Gran Teatro. El club parece caminar hacia la desaparición, no parece existir salidas a la ruina económica que arrastra la entidad cuando se escuchó entre la multitud la voz del San Juan del Misteri, la de Sixto Marco, diciendo: «De aquí no sale nadie hasta que tengamos presidente». Un grito que tuvo su continuidad en José Martínez Ñíguez, que se acercó a Diego Quiles, le levantó el brazo y gritó «¡Diego!». La mecha estaba encendida.
La afición se dió cuenta que allí está su auténtico Mesías, el salvador, y comenzó a repetir : «¡Diego, Diego, Diego!». Todavía se le pone la piel de gallina cuando recuerda aquel día en que tomó el mando de la gestora del Elche en sustitución de la que encabezaba Antonio Coves, que se había hecho cargo del club de forma interina tras la marcha de Anselmo Navarro. Allí nació el conocido «Espíritu del Gran Teatro».
Los compromisarios le habían mostrado su moción de censura «para que abriera el camino a personas más competentes». Ocho años después, como muy bien dijo en aquel momento Joaquín Ferrández, «se ha hecho justicia con Diego Quiles y el único que ha ganado ha sido el Elche».
Diego Quiles se puso al frente del club de nuevo, con la ayuda del Ayuntamiento y de Francisco Borja, con la idea de convertir al club en Sociedad Anónima Deportiva. Fueron días de muchas negociaciones hasta que Quiles logró su objetivo.
En lo deportivo había que salir del pozo de la Segunda División B y tuvo que esperar al tercer proyecto para conseguirlo. Quique Hernández y Felipe Mesones encabezaron los dos primeros, pero Ciriaco Cano consiguió en Barakaldo la hazaña. Un gol de Cuxart obró el milagro. Quiles nunca olvidará aquel día. Sufría viendo a su Elche por los campos de Segunda B y este ascenso en Lasesarre le dió una mayor alegría que la que había vivido a Primera unos años antes.
Pero en la categoría de plata el equipo sólo estuvo una campaña y volvió de nuevo al pozo. Estuvo muy cerca de abandonar tras perder la categoría en el estadio de La Victoria de Jaén, pero el apoyo de su entorno le movió a intentarlo de nuevo.
De la mano del desaparecido Tolo Plaza lo lograba en la campaña 98-99 en Melilla. De nuevo en Segunda estuvo un año más y al final de la 99-2000 se marchó de la primera línea de fuego, aunque su Elche siempre está presente. No se pierde ningún partido y cuando se convocan las juntas de accionistas ahí está. Diego Quiles, un ilicitano de corazón franjiverde, que jamás se olvida de su Elche, llegó a ser el Mesías del «Espíritu de Gran Teatro».
Su segundo apellido es Navarro, no Kelme como decía García
Su segundo apellido es Navarro, no Kelme, aunque el mítico periodista José María García así le llamara en muchas ocasiones. Junto a su hermano Pepe, logró que una marca ilicitana, llamada Kelme, patrocinara al Real Madrid, con cuya camiseta ganó la «séptima», estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Barcelona y contó con un grupo ciclista de relumbrón con Fabio Parra como líder. Exportó el nombre de Elche a todos los rincones del mundo.
