«Le dejé la pelota de cara a Diego Benito, que abrió a la izquierda a Edu Albacar, que dibujó un centro magnífico en el que solo tuve que poner la cabeza». Así recordaba Javi Flores el gol que significó el triunfo del Elche frente al Ebro el domingo en el Martínez Valero. El cordobés, a continuación, abrió los brazos, simuló que estaba volando y se dirigió a la zona de tribuna, cercana al túnel de entrada a los vestuarios, para celebrar la diana con Lorena, su mujer, al que le dio un beso, y a su niña, Martina. Mejor premio, imposible. Tres puntos y el reconocimiento de los tuyos. «Pienso que se hizo justicia al juego que expusimos en el campo y de ahí la alegría de todos por el gol. Sufrimos porque hicimos mucho para ganar el partido y al final encontramos el premio por nuestra insistencia», explicaba el mediocentro andaluz, conocido en su tierra como el «mago de Fátima». En esta ocasión, volvió a sacarse de su chistera una genialidad que supuso no sólo ganar un partido que se había puesto cuesta arriba, sino también corroborar que tras un pequeño bache se está en el buen camino en esta carrera de fondo que debe terminar con el Elche en Segunda División.

Flores es de los que piensa que siempre hay que tener los pies en el suelo y «mantener la tranquilidad» en este maratón en el que se combinan alegrías y sinsabores antes de atravesar esa ansiada línea de meta. El jugador cordobés apuesta por el equilibrio y la tranquilidad. «Cuando se pierde no todo es de color negro, ni cuando se gana hay que lanzar las campanas al vuelo. La mala racha ha quedado atrás, después de ganar a Cornellà y Ebro, pero sólo cabe mirar para adelante y pensar sólo en el próximo partido».

En esa mejoría del equipo ha tenido que ver mucho el nivel futbolístico de Javi Flores, que brilló ante el Atlético y tuvo momentos buenos y marcó un gol con el Ebro. Su capacidad para abrir huecos en defensas cerradas, además de su llegada, con claves para el equipo. Si Flores muestra su fútbol, el Elche estará más cerca de ganar los partidos. Esa premisa está muy clara.

Comenzó la Liga como un tiro, dando la razón a Vicente Mir que se lo trajo cuando le abrieron las puertas en el Hércules. Marcó dos goles y destacó por su calidad. Seguidamente, con los campos de césped artificial de por medio, en los que el técnico no ha contado con él, perdió un poco la continuidad y eso le perjudicó en su fútbol cuando ha jugado delante de la afición. «La verdad que cuando el equipo rinde el futbolista también está bien. Tuve un par de partidos flojos, con muchas pérdidas de balón, pero desde el Atlético me he ido encontrando mejor y ahora he vuelto a marcar».

Esta es su tercera campaña en la categoría de bronce del fútbol español y ha tenido tiempo para darse cuenta que «en Segunda B nadie se puede relajar. El octavo en la tabla parece que está muy lejos y en tres o cuatro jornadas los tienes encima si te duermes. Y si estás arriba parece que nadie te va a pillar y en un abrir y cerrar de ojos los tienes a todos a tu lado. Es un grupo muy exigente y pienso que vamos a estar peleando hasta el final».

«Ahora tenemos partidos muy complicados, ante rivales directos y en campo buenos. El nivel de exigencia va a ser alto, pero nos gusta afrontar este tipo de duelos . Vamos a pelear cada partido para que la línea siga siendo ascendente», recuerda Flores antes de avisar del potencial del rival del domingo: «El Villarreal B es un filial que te hace correr sin parar todo el partido, arriesga mucho y quiere siempre el balón. Aunque también le cuesta robarlo. Vamos a sufrir, pero pienso que tenemos armas para sacar adelante el partido y ganarlo. Veo al equipo muy bien después de las dos últimas victorias y el partido de Copa».