José Emilio Galiana, técnico del Alcoyano, le ganó la partida a Vicente Mir tanto dentro del campo, como luego en la sala de Prensa. El primero hizo un planteamiento defensivo, con un claro 4-5-1, que le salió bien, mientras que el valenciano apostó inicialmente por futbolistas de toque para superar la tela de araña del rival, pero le faltó intensidad y velocidad, para romper la muralla alcoyana. Sobre el papel, todo según el guión establecido, aunque una vez abierto el melón se pudo comprobar que el planteamiento del primero valió para borrar al del preparador franjiverde.

Luego, Galiana, delante del micrófono se manejó a la perfección explicando su visión del partido y el hecho de que todo le salió como él había diseñado. Por contra, Mir no supo justificar la derrota y se perdió de nuevo en un laberinto del que tiene salir lo antes posible, tanto él, como el resto de los futbolistas de la plantilla. En esta ocasión, no hay excusa, ya que se contó con todos los jugadores y sobre un auténtico tapete.

Los goles de Kilian y David Torres, en los minutos 52 y 95, dejan tocado al Elche que suma su segunda derrota consecutiva de la Liga y vive su primera crisis de la temporada. Algo normal en fútbol, aunque se está obligado a arreglar lo antes posible el entuerto para que la herida no vaya a más. Las sensaciones del equipo no son buenas en estos momentos y hay que volver a resetearse para volver al principio.

La tela de araña diseñada por Galiana estaba en la mente de Vicente Mir que consciente del 4-5-1 que le iba a plantear el preparador blanquiazul apostó inicialmente por explotar las bandas con Ivan Sánchez y Collantes, con un centro del campo de más calidad formado por Javi Flores y Manuel Sánchez.

La primera parte resultó muy espesa. El Alcoyano hizo su partido, cerró bien las bandas y anuló la sala de máquinas de la medular franjiverde. Pocas apariciones de los dos equipos sobre las áreas rivales, aunque rozando el descanso, David Torres enganchaba un chut que despejaba con muchos apuros José Juan.

El Elche, que apostó por Javi Flores más centrado y Collantes e Iván Sánchez por banda, pero a la pizarra le faltó intensidad y, sobre todo velocidad, para poder inquietar a Bañuz. Tan sólo algún chispazo de Collantes, pero poco más para desequilibrar la contienda de su lado.

Sin velocidad es muy complicado romper a un equipo bien montado atrás y que sabía en todo momento lo que hacer. Su acordeón sonó bien. Defendió con todos sus jugadores posibles y atacó en oleadas cuando el guión del partido se le permitió.

El ejemplar despliegue defensivo de Omgba y Lado ayudó a que el Elche no pudiera profundizar después de intentar ensanchar el campo. Cuando recuperaba la pelota, el equipo de Galiana, a medida que los minutos del partido avanzaban, aumentaba las opciones de obrar el milagro. Kilian y David Torres se proyectaban sin ataduras sobre José Juan. Con muy poca posesión, el equipo de Alcoy dio la sensación de que detrás de cada robo escondía un aguijonazo en alguna contra, de que el partido era suyo sin dominarlo aparentemente ante un Elche demasiado previsible.

Tras el descanso, el picotazo de Kilian, en el minuto 52, provocó que la pizarra de Galiana alcanzara su verdadera dimensión. Vicente Mir puso en el campo a Peris, con la intención de romper por ese carril izquierdo, pero por esa banda llegó el primer desajuste franjiverde y el gol del Alcoyano. Los visitantes sabían que a medida que el reloj avanzara los ataques del Elche iban a ser menos ordenados y en esa situación había que estar listo para sorprender. Lado se marchó por banda y su centro lo empujó dentro de la portería el oriolano Kilian, criado en la cantera del conjunto ilicitano. Unos minutos antes ya había tenido otra oportunidad de marcar, pero en esta ocasión Gonzalo Verdú se cruzó y evitó el 0-1.

El Elche se quedó bloqueado y sin ideas. Vicente Mir movió el banquillo, pero no encontró el antídoto deseado para cambiar la dinámica del partido. El Alcoyano se encontraba cada vez más cómodo, mientras que los ilicitanos se perdían en el laberinto del querer y no poder.

La entrada de Lolo Plá y Benja al campo apenas aportó nada al equipo. Se siguió insistiendo en los balones largos a Sory Kaba, que siempre recibía de espaldas,y en esa batalla el Elche siempre salió perdiendo.

Con Provencio y Diego Benito en el banquillo se debió apostar por ellos para arreglar el entuerto. Había que ganar el centro del campo para, a continuación, enviar balones las bandas. Al igual que sucedió con el Ontinyent, donde Anaba ganó la partida a sus contrincantes, ayer, ocurrió algo semejante con Omgba. Sin recursos futbolísticos es difícil ganar un partido y dejarlo a la merced del pelotazo sobre el delantero guineano semeja más a una ruleta de la suerte, en la que unas veces se para en el número que uno ha apostado, pero, que en la mayoría de los casos, pasa de largo.

En las pocas ocasiones que el Elche llegó al área de Bañuz, más por corazón que otra cosa, el meta ilicitano del Alcoyano mostró su seguridad. Ya con el tiempo añadido, David Torres hizo el segundo y con él cerró un partido en el que el Alcoyano siempre supo cómo jugarlo.