El músculo se impuso y el fútbol pasó de largo por el Camp Nou de MorvedreCamp Nou de Morvedre. Ni un segundo estuvo presente y ni siquiera se dignó a mirar desde el alto del castillo de Sagunto para comprobar quién estaba jugando sobre el césped artificial del recinto futbolístico de la localidad valenciana. Este es el estilo que se impone en la categoría y pretender apelar a otras teorías resulta prácticamente una utopía. En actitud, el equipo de Vicente Mir sacó buena nota y no se le puede pedir más en este aspecto.

Este punto, con el triunfo ante el Atlético Baleares en el bolsillo, hubiera sido un buen premio, dadas las circunstancias del duelo, pero ahora hay que analizar que de los últimos seis en litigio se han sumado sólo dos y eso obliga a no fallar la próxima jornada, ante el Ontinyent de Vicente Parras, en el Martínez Valero.

El empate a un gol fue el resultado más justo, dado los méritos de ambos contendientes, aunque el comienzo resultó trepidante y se pudo caer en la trampa de que el duelo iba a ser espectacular. Se quedó en un espejismo.

En el minuto dos, un error defensivo, propició la diana de Gámez. Y en el cuatro, Edu Albacar plantó el balón en el terreno sintético y con su zurda lo puso dentro de la portería de Lluna.

El catalán, que volvió a lucir el brazalete de capitán, no perforaba un portería contraria desde el 12 de abril de 2015, ante el Córdoba en el Nuevo Arcángel. Un año en las oficinas y otro sin poder estrenarse, a pesar de que dispuso de dos penas máximas, no le han hecho olvidar que cuando saca a pasear su pierna izquierda los porteros rivales tiemblan.

A partir de ahí, se cerró el telón y los cancerberos apenas fueron protagonistas en ambas porterías. Bueno, José Juan tuvo que estar más atento que Lluna.

El músculo se llevó por delante todo lo demás. Los 22 jugadores luchando cada balón como posesos y éste fue maltratado por todos. Hoy deberá pasar consulta con el psiquiatra. El otro fútbol, el de Segunda División B se impuso a lo demás y el equipo lo tiene asumido.

El Atlético Saguntino llevó la voz cantante y el Elche luchó por sobrevivir en medio del infierno durante la primera parte.

Nada más empezar, Gámez puso por delante en el marcador a los locales. Pero, los franjiverdes, consiguieron la igualada en la siguiente jugada gracias a un gol de Edu Albacar, tras ejecutar un balón en un golpe franco de manera brillante.

Más de lo mismo

En la reanudación, más de lo mismo, aunque ambos conjuntos sacaron a relucir sus miedos, arriesgaron mucho menos en su llegada al área rival y la mayoría de los jugadores optaron por no complicarse la vida. Un punto ya estaba en el bolsillo y no había que perderlo. Con esas premisas el encuentro caminó sin muchos sobresaltos y con la idea de que la fórmula no se iba a variar. Tanto David Gutiérrez como Vicente Mir, entrenadores de ambos equipos, no querían sobresaltos.

El Elche no se salió nunca del guión diseñado para un partido de estas características. Fue un alumno muy disciplinado. Bajó a la mina como el primero, nadie se arrugó en la pelea, pero quizás le faltó el golpe de genialidad de alguno de sus jugadores estrellas para salir de tal encorsetamiento de sistemas de juego.

Tres centrales

Se partió con un diseño de tres centrales, Golobart, Gonzalo Verdú y Edu Albacar, para dominar el fútbol aéreo del rival. Iván Calero subió bien por su banda, mientras que Adrián Jiménez apenas lo hizo por la suya.

En la medular, tanto Manuel Sánchez como Provencio, tuvieron el papel de guerreros en la lucha por no dejar espacios para el contragolpe rival, mientras que a Lolo Plá le costó poner su fútbol preciosista en este tipo de escenario y, tanto Benja como Sory Kaba se pegaron arriba con todo el mundo, pero apenas contaron con balones para desequilibrar la contienda.

Sólo en la recta final del partido el Elche se acercó con peligro al área rival, con la entrada de Nino e Iván Sánchez, pero ya no fue capaz de decantar el duelo de su lado.

Ni siquiera, a balón parado, consiguió hacer daño. Edu Albacar tuvo otra oportunidad para volver a marcar, pero en esta ocasión el balón le salió demasido centrado y Lluna se hizo con él.

Los dos Iván, Sánchez y Calero, trataron de utilizar su velocidad para romper a un rival que iba perdiendo fuelle físico a medida que el duelo entraba en los minutos finales. Pero, en ese arreón faltó precisión para hacer el 1-2. Tanto tiempo dedicados a no cometer errores, que cuando se quiso dar el paso adelante ya era difícil romper con el guión establecido.

Esta es la Segunda División B, el equipo lo sabe y no puede deprimirse al final de estos partidos que no es capaz de ganar. Sumar es importante y, no perder, clave para seguir creciendo.

Contar con una afición como la franjiverde en la grada debe dar un plus especial para ser capaz de levantar la cabeza y afrontar el próximo duelo a tope, conscientes de que sólo valdrán los tres puntos. Los cerca de 300 que acudieron a Sagunto estuvieron de matrícula. Se merecen todo. En el Martínez Valero es donde no se puede fallar.