A falta de pan, buenas son tortas. El refrán castellano viene que ni pintado para definir lo que supuso ayer en el entorno del Elche conocer que del bombo de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey había salido la bolita del Atlético de Madrid como rival de la escuadra que dirige Vicente Mir.

Llegar a la cuarta eliminatoria, tras dejar en la cuneta a Badalona, Ciudad de Durango y Hércules, tenía el premio de poder competir con un equipo que está jugando en Europa y a los ilicitanos le cayó en suerte la escuadra rojiblanca.

La mayoría, consejo, futbolistas y afición, deseaban un cruce con Real Madrid o FC Barcelona, pero fueron Fuenlabrada y Real Murcia los agraciados que se medirán a ambos equipos y se llevarán el principal pellizco económico.

El tercer más deseado era el Atlético y ese le correspondió a los franjiverdes. Uno de los mejores equipos del mundo estará enfrente y aunque el paso por Primera está todavía en la retina del seguidor ilicitano volver a ver a los rojiblancos tan cerca es todo un lujo.

El partido de ida se jugará el 25 octubre en el Martínez Valero y la vuelta el 29 de noviembre en el Wanda Metropolitano. El Elche será el primer rival que se mida al conjunto rojiblanco en su nuevo campo, en la Copa Rey. Por tanto, entrará en el libro de la historia del conjunto madrileño.

Otro de los atractivos de este duelo copero es el hecho de que enfrente estará un jugador ilicitano como Saúl Ñíguez, uno de los abonados de los más de nueve mil que tiene el Elche, sin olvidar al crevillentino Juanfran y a la presencia del exfranjiverde Pedro Pablo Matesanz, en el banquillo del «Cholo» Simeone, como delegado.

En el bando franjiverde Iván Calero, un exatlético, ha hecho realidad su sueño de cruzarse con su anterior equipo.