Diego García, presidente del Elche, ha salido al paso de sus últimas declaraciones, en las que le acusaba de llevar al Elche CF a Segunda División B, diciendo que si tiene pruebas de que el club se ha puesto en manos de Quique Pina y de que no se hizo nada por evitar el descenso que las muestre...

Como sucede con la mujer del César, además de honesta debe parecerlo. Especialmente, como es su caso, cuando viene con los antecedentes que hemos podido ver en la prensa de asuntos judiciales en Murcia vinculados a constructores de dudosa reputación. Hubiera sido más conveniente haber formado una comisión deportiva sin afines para disipar todas las dudas. Si te rodeas de amigos y tienes cerrado el círculo desde el origen, es decir, redacción de contrato y firma, resulta difícil conseguir esas pruebas. Si se empeñan en evitar órganos del control, por el humo se sabe dónde está el fuego.

¿Qué hizo el presidente para provocar que el Elche terminara con los huesos en el pozo?

Creó historias alrededor de jugadores importantes para que no jugaran. De esta forma, condicionaba los equipos iniciales. Le dije una y mil veces que con Toril no había solución y miró para otra parte. No quiso que el nuevo director deportivo, que desde febrero estaba trabajando en la sombra puesto por José Sepulcre (Gregorio Muñoz «Gori»), entrara en el vestuario para que pusiera firmes a más de un jugador y tratara de motivarlos tras la marcha de Toril y «Chuti» Molina. Repito, Diego García no hizo nada para evitar el descenso y dejó que el equipo fuera cayendo sin poner soluciones.

Tras perder con el Mirandés, ¿peligró el puesto de Vicente Parras en el banquillo en la famosa reunión del consejo convocada para un domingo a las 19 horas?

Fue un auténtico paripé. Yo dejé claro que si veníamos aquí era para echar al entrenador y tratar de dar un revulsivo al equipo. Puse sobre la mesa el nombre de Pepe Murcia. Otro consejero tenía el compromiso del Miguel Ángel Portugal. Pero, Diego García insistió en que nos quedáramos con lo que teníamos. Entonces, ¿para qué nos convocó el domingo? Todo un paripé. Nunca pensó en dar un golpe sobre la mesa para cambiar la dinámica del grupo y ahí nos encontramos, metidos en el pozo.

¿Por qué llegó impuesto el nombre de Jorge Cordero como director deportivo?

Es una prueba más de la falta de transparencia que existe en este club desde la llegada de Diego García. Lo han puesto, no hay que ser muy listo para saberlo, porque viene de la cocina de Quique Pina, un personaje conocido en esta ciudad no por su honestidad, sino por la tentativa de compra de varios jugadores nuestros en el play off de ascenso ante el Granada. Me pregunto, ¿que peaje habrá que pagar para que se produzca el desembarco?. Los dos primeros jugadores que han llegado son de él. Está haciendo lo que le viene en gana y por ese motivo decidí marcharme. No se nos dejó ni plantear otros nombres para la dirección deportiva.

¿A qué obedece el cambio de opinión de Ramón Segarra y César Nohales?

Hay que apelar a Los Serranos, auténticos escuderos del señor García, para que obliguen al presidente a liberar al club del secuestro en el que está inmerso. Diego García y Ramón Segarra tienen controlado al Elche. Habría que preguntar a Los Serranos el por qué de esa incondicionalidad al actual presidente. ¿Qué les ha prometido a cambio?. De ser fieles a Sepulcre han pasado a ponerse a los pies de Diego García. Han dejado en fuera de juego a José Sepulcre, que se las prometía muy felices con el Elche en Primera y la mirada puesta en la promoción y, ahora, se le ha caído el mundo encima con el descenso.

¿Por qué el consejo decidió nombrar a Diego García presidente del Elche CF?

Entendimos que había que quitar a Juan Serrano y José Alberola. Serrano quiso ir más allá hablando con Manuel Illueca sobre temas del club, tratando de meter a gente de Regeneración en el consejo... Le pedimos que fuera un presidente de palco y representativo del club, pero nos contestó que no iba ser la marioneta a la que es fácil de manipular. Soy el presidente, insistió. Con esa actitud no nos quedó otra opción que sustituirlo. Se optó por García porque parecía un profesional del fútbol. Una decisión que tomaron José Sepulcre y Antonio Rocamora sin pensar en el mañana.

¿Por qué nadie ha seguido su estela y se niegan a dimitir?

Hay gente dentro del consejo que no se ha dado cuenta de que hemos fracasado en lo fundamental, en el aspecto deportivo. No vendemos coca colas, sino fútbol y en dos años nos hemos ido a Segunda B. No podemos estar ni un segundo más en el club y debemos irnos todos porque lo hemos hecho muy mal. No vale irse y dejar ahí gente de nuestra cuerda como Jorge Cordero, Jesús García... Entonces, ¿para qué nos vamos?. Hay que irse y que entre gente nueva. Es mentira cuando Diego García dice que cuando se convoque la junta general de accionistas dimitirán todos. Además, dejará el hueco libre y, si al final llega Quique Pina, el empresario murciano lo volverá a poner de presidente, a Ramón Segarra en el consejo y a todos los de la cuerda alrededor de su persona.

¿Qué pretende ahora José Sepulcre en esta nueva situación en la que está inmerso el Elche?

Salir como buenamente pueda del club. Pina podría quedarse en un futuro no muy lejano con los avales de los créditos que el expresidente ha comprado. Liberarlo de los cuatro millones que tiene. Todos los indicios nos llevan a esa situación. Ha hecho muchas cosas mal y el Elche está sufriendo ahora su mala gestión. Los lodos de Primera División traen estos fangos y un club que podría estar compitiendo con los mejores vive sumido en una situación muy triste.

¿Cómo ve la postura del IVF en relación al Elche?

El Instituto Valenciano de Finanzas siempre se ha mostrado muy duro con el club hasta hace unos meses. Ahora se conforma con que les pongamos un millón sobre la mesa y se le avalen los otros cuatro. Era lo que le ofrecía Skyline.

¿Tiene viabilidad el club ilicitano en Segunda B?

El trabajo económico que se ha hecho en la entidad ha sido muy bueno en las dos últimas campañas y ahí están las cuentas para verlo. Este año que viene ya está previsto que va a existir un déficit de dos millones de euros. Los ingresos se van a reducir mucho. Todo ello, siempre que no haya que afrontar el convenio. En cuanto se ponga en marcha habrá que abonar cerca de un millón de euros a Hacienda. Si no cumples con ellos entras en liquidación.