Pelegrín era un hombre roto al final del partido en el Ramón de Carranza. Se le caían las lágrimas provocadas por el dolor de ver a su Elche en Segunda División B y no haber sido capaz de evitarlo en los dos últimos meses. El central catalán no dudó en afirmar que "es el día más duro de mi carrera. No es fácil de digerir, me ha tocado vivirlo y no cabe otra que asimilarlo".

En primer lugar pidió "perdón" a los seguidores franjiverdes "porque hemos hecho muchas cosas mal y quisiera pedir disculpas a todo el mundo que nos ha apoyado, a nuestras familias y amigos, a los aficionados, a los empleados del club€ No es un momento fácil, pero hay que seguir. Esto no acaba aquí".

A su juicio, lo sucedido en la recta final de la competición "no tiene explicación" y tenía claro que "no descendimos en Cádiz, sino por una muy mala racha que nos ha penalizado mucho. Hemos tenido ocho partidos muy malos en el peor momento. Dimos un bajón bestial . Hace ocho jornadas estábamos en una situación bastante tranquila con 42 puntos, y sumar uno de 24 posibles es algo tremendo. Hemos intentado buscar soluciones, darle muchas vueltas a las cosas, pero no ha podido ser".

Insiste Pelegrín en que "el vestuario siempre ha estado unido. Pongo la mano en el fuego por todos mis compañeros. Me parto la cara por cualquiera. Se ha intentado todo y hacer las cosas lo mejor posible . Quizás hubo demasiada ansiedad y no manejamos bien los peores momentos".

Sobre el partido en Cádiz, Pelegrín afirmó que "lo intentamos y así se pudo ver en la primera parte. Salimos con buen actitud, pero sabíamos que veníamos a un campo muy difícil y que ellos también se jugaban muchas cosas. Su gol nos hizo daño, tratamos de rehacernos, pero un rival con tanta velocidad y gol te acaba matando"

El central ahora sólo piensa en "acabar la temporada" frente el Oviedo (Sábado, 20:30 horas) y no sabe lo que pasará más allá, confesando finalmente que "tampoco es momento de pensar en algo más".