David Vidal está, en los últimos días, de fiesta en fiesta institucional celebrando el ascenso del equipo lorquino a Segunda A. Reconoce que en los cinco partidos en los que ha estado sólo ha puesto sentido común y afirma que «ahora hay un equipo que va a jugar la final de la Champions, como la Juve, que juega muy similar a como cuando yo estaba en el Real Murcia y subimos a Primera División. Pero me hace falta una pretemporada para implantar mi forma de jugar, que es muy atractiva, muy ofensiva y muy difícil de contrarrestar. En cinco semanas no he podido hacerlo».

¿Qué ha supuesto para David Vidal este ascenso cuando todo el mundo pensaba que ya estaba fuera de órbita?

Supone que todavía estoy ahí, dando guerra. Me han dado la oportunidad de subir a un equipo a la segunda categoría del fútbol español. Yo estaba jubilado, pero no retirado. Cuando llegué estaba en segunda posición y lo puse primero. La tarea no era fácil, pero he contado con una plantilla espectacular. Estoy muy orgulloso de mis futbolistas. Ante el Albacete sabíamos que si cometíamos algún error atrás nos iban a eliminar y supimos en todo momento a qué jugar. Hicimos la mitad de faltas que el rival y llevamos los partidos a nuestro terreno. El rival también hizo muchas cosas bien y al final sólo puede ganar uno.

¿Cómo se puede imponer una filosofía de juego en apenas un mes de competición?

Es muy complicado trabajar solo 35 días, que son los que yo he podido estar al frente del equipo, en los que ganamos tres partidos y empatamos dos. No he conocido la derrota, aunque cuando se llega en esa situación y, con tampoco tiempo para conseguir tu objetivo, no puedes pretender imponer tu estilo de jugar. Antes que yo hubo dos entrenadores en este equipo y cada uno de ellos implantó su metodología de trabajo, su librillo a la hora de entrenar, su forma de hacer la estrategia. Tuve claro desde el principio que no podía volver locos a los jugadores y no impuse nada. Me puse a trabajar con lo que ya estaba porque era consciente de que quedaban cinco partidos para terminar el campeonato y no había tiempo que perder. Los futbolistas se mostraron desde el inicio muy receptivos y estoy muy orgulloso de todos ellos.

Con esos números podría haber venido al Elche hace dos meses ¿No le parece?

Bueno. Esto es fútbol e igual voy y no ganamos ningún partido. Las cosas a veces no salen como uno siempre quiere, aunque siempre he dicho (risas), que, antes que sabía poco, tuve la suerte de dirigir al Cádiz en Primera División. Ahora, con toda la sabiduría acumulada, no he tenido todas las oportunidades que quería. La gente del Real Murcia, con la que estuve en el ascenso a Primera División en el año 2003, me dio esta oportunidad, son los mismos, y ahora hemos subido a Segunda.

Desde la lejanía que dan los kilómetros, ¿cómo ve el futuro más inmediato del Elche?

Yo creo que todo el mundo del fútbol está sorprendido del bajón que ha dado el equipo y me duele mucho ver lo que le está sucediendo. Hace un par de meses luchaba por meterse en la promoción de ascenso y, ahora, el descenso al pozo de la Segunda División B llama a su puerta. Siempre he dicho que los directivos deben entender de fútbol y controlar tanto a los jugadores como al entrenador. Hay que estar siempre comprobando que el barco no tenga grietas para que no se vaya al fondo del mar.

¿Ve complicada su permanencia en la categoría?

Sería muy triste que eso ocurriera, pero la dinámica del equipo no es buena y los rivales que le quedan son complicados de ganar. No lo va a tener fácil y, repito, no acierto a comprender cómo se ha podido dejar caer al equipo a esta situación.

¿El Elche

A los gaditanos los he visto durante toda la temporada. Son un equipo que no arriesga mucho, pero que desequilibran por las bandas, con dos buenos extremos. Además, Ortuño, la que tiene la enchufa. Lo tienen difícil.

Volviendo al Lorca, ¿le han hablado de renovación?

Aún no. Lo hemos hecho bien y lo lógico es que me quede para dirigirlo en Segunda. En el fútbol a veces pasan cosas raras y nunca se sabe lo que puede pasar.