Un silencio sepulcral tras el pitido final. Durante unos segundos, nada se oía en el Martínez Valero. Los cerca de 10.000 aficionados que acudieron al encuentro terminaron impotentes y, a su vez, resignados porque eran conscientes de que el descenso del Elche ya es casi una realidad. Incluso aparecieron más de una lágrima.

Fue un palo muy duro, pero, a diferencia del día del Mirandés, cuando los pitos al equipo fueron unánimes, ayer los seguidores despidieron a los futbolistas con aplausos por el esfuerzo realizado y por el juego mostrado, que mereció más que un empate.

Hubo algún pitido disperso, pero las palmas de agradecimiento fueron mayoritarias y, en esta ocasión, la mayoría de jugadores sí que se quedaron en el centro del campo.

Durante el partido, los aficionados estuvieron al lado del equipo. desde el principio del partido. El gol del Girona en Tarragona, en el primer minuto, también motivó a los seguidores. Desde la gradas se escuchó, en numerosas ocasiones, gritos de «¡Sí se puede, sí se puede» y de ¡Elche!, ¡Elche!.

El gol del Reus fue un mazazo, pero quedaba tiempo y el juego del equipo invitaba al optimismo. El tanto del empate de Sory hizo albergar esperanzas, pero los últimos minutos fueron una agonía.

De Gea y Nacho sufrieron

En uno de los palcos se pudo ver al portero del Manchester United David De Gea, que acudió acompañado de su padre, que reside en Gran Alacant, y de un amigo. De Gea es reconocido aficionado del Elche, conoce toda su trayectoria de la temporada y, incluso, comentó que le gustaría jugar de franjiverde antes de retirarse.

El portero sufrió mucho junto al central del Real Madrid Nacho, hermano de Álex Fernández. Ambos pueden ser compañeros la próxima temporada. Pero ninguno de los dos le trajo suerte al Elche.

El conjunto Cadete A del Intagco dio la vuelta de honor tras su ascenso a Liga Autonómica.