El Elche de Alberto Toril no funciona ni cambiando su estilo de juego. Cuando no es por una cosa es por otra, pero el conjunto ilicitano sigue sin encontrar el camino, va en clara dinámica descendente y, o espabila, o lo puede pasar bastante mal en la recta final de la competición, con el fantasma del descenso rondando cada vez más cerca.
El técnico franjiverde apostó el pasado sábado en Valladolid Valladolid por un planteamiento más propio de la Segunda División, con tres centrocampistas y un equipo que intentó parapetarse atrás y no conceder ocasiones a su rival.
A pesar del duro mazazo que significó el primer gol pucelano a los seis minutos, Borja Valle lo enmendó sólo cuatro después. A partir de ahí, apenas se generaron jugadas de ataque en ninguna de las dos porterías y el Elche tenía el choque perfectamente controlado. Incluso parecía que, por fin, Toril se había dado cuenta de como se juega en la categoría de plata.
Incluso acertó con los cambios sacando a Josete para ayudar al centro del campo, cuando Pelayo estaba ya asfixiado, y a Pablo Hervías, para intentar sorprender en alguna contra con su calidad.
Pero de nuevo un error defensivo penalizó al conjunto ilicitano a falta de cuatro minutos para llegar al tiempo reglamentario, algo que no se puede permitir, más viendo como el Valladolid apenas había inquietado la portería de Juan Carlos.
Pero esa está siendo la asignatura pendiente del Elche de la presente temporada: los fallos defensivos.
Los franjiverdes son, con 51 goles encajados, el segundo equipo de Segunda División que más tantos recibe y así es imposible. Sólo el colista Mirandés con 58 ha visto perforada más veces su portería que los ilicitanos. Y eso que el guardameta Juan Carlos está realizando una campaña de menos a más y está cumpliendo de forma notable.
Cuando se reciben tanto goles es imposible ganar partidos. Muchos de ellos han sido de auténtica mala suerte, pero una buena parte han llegado merced a errores, tanto individuales, como colectivos y de planteamiento.
Los goles en contra está siendo un mal endémico del Elche desde principio de temporada y Toril no ha sido capaz de encontrar una solución, ni siquiera cambiando el estilo como ocurrió el pasado sábado en Valladolid.
Los refuerzos no lo han arreglado
Tras una primera vuelta de la Liga un tanto discreta, todo el mundo coincidía en que con los refuerzos del mercado de invierno: Fabián,
Borja Valle, Túñez y Malonga, la plantilla había mejorado y se tenía equipo para luchar por la promoción de ascenso.
Además, con la llegada de Túñez parecía que se había solucionado los problemas defensivos. Pero con el transcurro del campeonato se ha confirmado que no era cuestión de jugadores, sino de algo más.
De la ilusión de los fichajes de invierno, se ha pasado a la decepción, porque a pesar de que a nivel individual los cuatro refuerzos han mostrado su calidad, igual que a nivel defensivo, el mal es global.
Números de descenso
No sólo no se ha mejorado, sino que se ha empeorado. En los 14 encuentros que se llevan disputados de la segunda vuelta, el conjunto de Toril sólo ha sido capaz de sumar 16 puntos, cuatro victorias y cuatro empates. Es decir a prácticamente uno por partido, lo que significan números de descenso.
Durante los 21 encuentros de la primera vuelta, el Elche sumó 26 puntos, una trayectoria ligeramente superior a la segunda parte de la Liga.
Pero todavía hay números peores, En los últimos cinco partidos, los franjiverdes han ganado uno, frente al Sevilla Atlético, y han perdido cuatro: Zaragoza, Córdoba, Numancia y Valladolid.
En los 13 envites de la segunda vuelta, los pupilos de Toril sólo han sido capaces de vencer en cuatro encuentros y empatar en tres. Unos datos preocupantes que han llevado al equipo a su actual situación.
