El consejo de administración del Elche, con el presidente, Diego García; el consejero, Ramón Segarra; y el director deportivo, José Luis «Chuti» Molina, se reunieron el sábado, después de la derrota sufrida por el equipo ilicitano ante el Numancia (1-3), en el vestuario del entrenador con Alberto Toril para analizar las razones de la mala imagen dada por el grupo y fijar el partido del próximo sábado en Valladolid como meta tope para reconducir la situación.

El ultimátum vuelve a estar encima de la cabeza del técnico y en el caso de no ganar y, sobre todo, de no dar sensación de que se está en el buen camino, el andaluz podría dejar de ser técnico del conjunto ilicitano.

El consejo de administración ha aplicado de nuevo paciencia a una situación complicada para arreglar una campaña que está perdida a la hora de pensar en luchar por jugar la promoción de ascenso a Primera División, como se esperaba en el mes de enero, tras los fichajes realizados en el mercado de invierno. Pero todo tiene un límite y un nuevo traspiés supondría un cambio en el banquillo, algo inusual en los últimos tiempos en la entidad ilicitana.

Hay que remontarse al 7 de abril de 2012, acaban de cumplirse cinco años, para encontrar la destitución de un entrenador en el Elche. En aquella ocasión, tras la derrota franjiverde ante el filial del Villarreal (2-0), se le comunicó a José Bordalás que no siguiera como inquilino del banquillo. Era la jornada 32 y su puesto fue ocupado por César Ferrando.

El preparador valenciano tomó las riendas del Elche hasta final de campañ, pero no fue capaz de meterlo en la promoción de ascenso como deseaba aquel consejo dirigido por José Sepulcre.

Al finalizar esa Liga, el Elche no le presentó la renovación a Ferrando, que acababa contrato el 30 de junio, y decidió traer a un desconocido Fran Escribá. La apuesta le salió perfecta al equipo franjiverde, ya que el valenciano, batiendo todos los récords, llevó al Elche a Primera. Escribá llegó a los 118 partidos de Liga en el Elche ya que estuvo dos campañas en la máxima categoría. Al finalizar la 2014-2015, y con todo el problema institucional encima de la mesa, que al final llevó al club a Segunda en los despachos, rescindió su contrato y se marchó al Getafe.

Rubén Baraja asumió el mando en el banco. Llegó como entrenador de un Elche de Primera, pero el descenso administrativo le obligó a dirigirlo en Segunda. Se diseño una plantilla deprisa y corriendo en 20 días. El pucelano realizó una gran campaña y consiguió la permanencia. Tenía una oferta de renovación, pero prefirió irse tras una temporada muy intensa.

Inicialmente, Ramón Planes, entonces director deportivo del Elche, eligió como sustituto a Lucas Alcaraz. Pero la marcha del primero y los cambios en el consejo provocaron que el técnico nazarí optará por irse antes de empezar.

El Elche eligió a Alberto Toril para tratar de luchar por la promoción de ascenso. El preparador ha llegado a la jornada 34 siendo discutido por la grada y un consejo que acaba de darle un ultimátum.