Llegó a Elche en 1953. Afincado en la zona norte de la ciudad, «vía arriba», donde las familias de inmigrantes buscaban suerte, pero sobre todo un trabajo que les diera de comer en una época especialmente dura. De ese germen de lucha salieron ilustres emprendedores tanto de la industria como del deporte. Hechos con una pasta especial y dispuestos a comerse el mundo. Uno de ellos dudó entre el ciclismo, el balonmano y el fútbol. Al final se decidió por darle patadas a un cuero.

José Antonio Morante «Lico» (Rafal, 1944) no recuerda cuando le dio por primera vez al balón porque en aquella época solo podía chutarle a las chapas de la cerveza o a una pelota de trapo. En su mente tiene la imagen viva de su padre, que para cumplir mínimamente los sueños de la familia era «triempleado»: carpintero de lunes a viernes, músico los sábados y taquillero de cine los domingos. Con ocho años cumplidos, a Lico el fútbol ya le corría por sus venas y frecuentaba el Bar Sindicato, el único lugar donde había una radio pública y una tablilla donde consultaba los resultados de la jornada en Primera División.

En sus primeros compases de futbolista (1965) disfrutaba con otra afición: el cine. La cinta que más le impacto fue «El árbol de la vida», un film que disfrutó junto a Canós, Vavá y Marcial, en un cine de Alicante, previa autorización de la directiva del Elche para salir de la ciudad de las palmeras.

Tras su paso por los juveniles del Elche, su trayectoria empezó de extremo izquierda en el Deportivo Ilicitano. En su primer partido marcó tres de los cuatro goles de su equipo, pero no le dieron la oportunidad que deseaba con el primer equipo. En la temporada 1964-65, Lico demostró con la camiseta del filial su verdadero potencial ante rivales internacionales como el Sport Berlin (1-0) y el Oriental de Lisboa (6-2). A pesar de su aportación el primer equipo no le abrió sus puertas.

En la segunda campaña, empezó a cansarse de ver que no le convocaban y, en la tercera, se rebeló. Era la temporada 1965-66, cuando Lico se plantó y decidió no vestirse de corto en los primeros partidos del campeonato. «Dije que no jugaba y me arreglé los papeles para irme a Alemania a trabajar». Pero el vicepresidente del club y presidente del Deportivo Ilicitano, Narciso Caballero, «me llamó y me convenció para que continuara», recuerda.

Finalmente, el técnico y exmilitar, Otto Bumbel, le dio una primera oportunidad en un entrenamiento y después en un amistoso ante el Eldense. Tras el partido le comunicaron que jugaría en el primer equipo. El jueves antes del partido de Liga, Vavá se le acercó y le dijo «¡pelitos, pero si estás en el equipo!». El domingo, 19 de diciembre de 1965, hizo sus primeras declaraciones en prensa como titular del primer equipo.

Debutó en casa ante el Pontevedra (2-0) el mismo día en que el periodista Matías Prats retransmitía el primer partido del Elche ante las cámaras de televisión Española. Fue un acontecimiento inolvidable para la ciudad y para el joven jugador franjiverde, que por esas fechas cumplía los 21 años.

El Elche encadenó en ese momento otros cuatro partidos sin perder ante rivales de la zona alta como el Valencia, que iba líder (1-2); el Atlético de Madrid, que acabó siendo campeón de Liga (0-0); el Español de Di Stefano (0-3) y el Real Zaragoza, que fue subcampeón de la UEFA (3-1). «Fui muy feliz. Lo más bonito fue cuando me puse por primera vez la camiseta del Elche. Me costó tanto que no lo puedo olvidar. Me convertí en el ídolo de Elche ya que la gente coreaba mi nombre. He pasado momentos mejores y otros peores en mis tres primeros años, pero en general, fue maravilloso», dice.

Selección Española

Con el paso de los años acumuló muchas historias, ascensos, noches coperas, eliminatorias europeas contra los más grandes, y sueños cumplidos, como el vestir la camiseta de la Selección Española en condición de preseleccionado para el Mundial de Inglaterra de 1966. Junto a Vavá y Marcial estuvo entre los 40 preseleccionados para ganarse un puesto. Lico jugó con la camiseta de la selección ante contrincantes europeos como el Anderlecht (Bélgica), Girondis de Burdeos (Francia) y Eintracht de Frankfurt (Alemania).

Dos atracos

Pero no todo fueron tardes de gloria. Lico no olvida dos partidos que recuerda amargamente. El primero fue en el Crevillente de la temporada 1978-79, con Ángel Romero de entrenador. «Estuve tres temporadas allí y llegamos a jugar los cuartos de final de la Copa del Rey ante el Rayo Vallecano, donde nos hicieron el mayor atraco que recuerdo en mi vida. Algo similar viví en un Elche-Valencia, también en Copa, donde al árbitro le dije todos los insultos que se me vinieron a la cabeza y, lo sorprendente, es que no me expulsó. Ahí el Elche pudo ser campeón de Copa en la temporada 1966-67», explica.

Lico, uno de los pocos futbolistas que pueden presumir de tener una calle con su nombre en su localidad natal de Rafal, disputó 96 partidos con la camiseta franjiverde, marcó cuatro goles, descubrió un sinfín de futbolistas con proyección y llevó al Elche a Primera como ayudante del preparador argentino Felipe Mesones.

Empezó jugando de extremo y acabó afianzándose como mediocentro. En el Elche destacó en las tres temporadas que estuvo en Primera División (1965-1968), con el Español completó otras dos en la máxima categoría y una en Segunda (1968-1971) y en el Valencia jugó las cuatro campañas en la élite (1971-1975).

Regresó a casa, en la 82-83, para reforzar al Ilicitano, con 38 años, pero como el primer equipo se queda sin jugadores vuelve a vestir la camiseta franjiverde. Luego terminaría jugando en categorías inferiores con equipos como el Crevillente.

Finalmente, Lico concluye la entrevista admitiendo que «me siento muy realizado porque he jugado al fútbol, que era lo que quería ¡y con la camiseta del Elche!».

«Nací, vivo y acabaré queriendo a estos colores», concluye una de las leyendas vivas del Elche.