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La paja en el ojo ajeno

La afición del Elche estalló el viernes contra Toril cansada de excusas y falta de autocrítica. Los seguidores están cansados de ver cómo una plantilla con capacidad no termina de arrancar

La paja en el ojo ajeno

Durante toda la temporada hemos escuchado, en innumerables ocasiones, cómo el técnico del Elche, Alberto Toril, ha puesto mil y una excusa en un buen número de derrotas e, incluso, en algún que otro empate.

En las declaraciones del preparador franjiverde se ha convertido en norma habitual que si los rivales tenían un presupuesto mayor, que contaban con futbolistas de más calidad, que si lesiones, que si errores puntuales...

Es cierto que, en la presente campaña, el conjunto ilicitano no está teniendo esa dosis de suerte tan necesaria en el mundo del fútbol, en el deporte y hasta en la vida particular.

Pero los argumentos de Toril, del que tengo un buen concepto como persona, no sólo están cansando sino que, últimamente, y en especial tras el encuentro del pasado viernes frente al Alcorcón, están provocando irritación en la mayoría de la afición. El preparador franjiverde no para de ver paja en el ojo ajeno y no se mira en el suyo.

Roza lo inaudito y casi lo esperpéntico sus declaraciones tras el partido ante el conjunto madrileño. Es difícil de entender que dijera que el Alcorcón, un rival que se asemejó más a un equipo de Segunda B, es superior al Elche en concepción de plantilla, en presupuesto y que su objetivo era estar en la zona alta de la clasificación.

Y más después de que el conjunto ilicitano realizase el peor partido de la temporada y de que la grada le tributase una sonara pitada. Algo que ni compartió ni, al parecer, oyó, a pesar de que todo el mundo coincide en que su equipo hizo un pésimo encuentro y que el sonido del viento apareció de forma contundente en el Martínez Valero.

Para Toril, la culpa siempre es de los demás. La autocrítica y reconocer sus errores parece que no entra dentro de su vocabulario, al menos no lo hemos oído desde que llegó al banquillo franjiverde.

Con los argumentos del entrenador del Elche, el objetivo sería terminar los cuartos por la cola, a tenor de la posición del Elche en ránking de presupuestos de Segunda División.

En el mundo del fútbol, hay que ser mucho más ambicioso. Al preparador cordobés no se le debe olvidar que no hace tanto tiempo, la temporada pasada, clubes como el Leganés o el Alavés, con presupuestos muy inferiores a la mayoría de conjuntos de la categoría de plata, lograron el ascenso a Primera División.

En el mundo del fútbol y del deporte, el dinero no lo es todo. Además, Toril debe conocer, de una vez por todas, donde está.

Una plaza apetecible

El Elche siempre ha sido una plaza apetecible, por ciudad, por afición, por su agradable climatología, por infraestructuras, por el profesionalismo de sus trabajadores y por muchas otras cosas. El club ilicitano siempre ha sido, independientemente de la categoría en la que haya militado, atrayente para entrenadores y futbolistas.

Pero el técnico franjiverde debería saber o alguien del club se lo debería haber explicado que en la Ciudad de las Palmeras, con dos Patrimonios de la Humanidad, la exigencia es directamente proporcional a sus cosas benévolas.

Incluso la temporada pasada, con una plantilla confeccionada en apenas 15 días, después del duro mazazo que significó el descenso administrativo, por la lamentable gestión durante los últimos años de sus dirigentes, a Baraja se le pidió luchar por el ascenso. Incluso, con un equipo muy justito mantuvo la ilusión por conseguirlo hasta pocas jornadas antes de la finalización de la Liga.

El Elche cuenta este año con una plantilla mucho mejor que la campaña pasada. Independientemente de que su presupuesto sea mayor o menor que el resto de los equipos de Segunda, en el conjunto franjiverde hay futbolistas que la mayoría de equipos de la categoría quisieran tener en sus filas: Nino, Dorca, Juan Carlos, Pelegrín, Pablo Hervías, Pedro, Álex Fernández...

Y por si fuera poco, en el mercado de invierno han llegado jugadores como Fabián, Borja Valle o Túñez, que eran objeto de deseo de todos los clubes punteros.

Estoy completamente seguro de que un buen número de entrenadores de la categoría, incluido el técnico del Alcorcón, Julio Velázquez, cambiarían a pelo sus plantillas por la del Elche.

Quizás el único pero es que el conjunto es un tanto descompensado, con muchos futbolistas de ataque y de buen trato de balón y pocos que le den equilibrio al juego defensa-ataque, tan necesario en Segunda División. Dorca y poco más.

El director deportivo, «Chuti» Molina, siempre ha dicho que Toril le ha pedido futbolistas ofensivos.

Al técnico franjiverde le han dado un barco que, hasta el momento -así lo demuestran los resultados- no ha sabido patronear. Todo el mundo alaba los mimbres del Elche, pero lo cierto que el cesto tiene agujeros por todos los sitios.

Es irrefutable que el conjunto ilicitano ha tenido mala suerte, que ha perdido muchos puntos por circunstancias especiales que, actualmente, lo podrían haber situado en una posición más ilusionante en la clasificación.

Pero no es menos cierto que a este Elche le falta empaque como equipo, equilibrio, regularidad y una serie de virtudes más que son perentorias en Segunda División. Y eso es labor del entrenador.

La afición del Elche explotó el pasado viernes, aunque Toril dijo que no oyó los pitos. Los seguidores franjiverdes, históricamente, han demostrado que con poco que le den siempre responden. Pero el equipo de este año le está dando muy poco y saben que hay capacidad para mucho más.Por ello frente al Alcorcón estallaron.

Además, lo que menos le gusta a los aficionados del Elche es que los engañen, que tiren balones fuera y que pongan la paja siempre en el ojo ajeno.

La culpa para los demás

Los seguidores franjiverdes han terminado hastiados con la gestión de los últimos consejos de administración y por como se ha dilapidado la ilusión de una ciudad y las comarcas limítrofes de tener un conjunto en la Liga de las Estrellas. Pero lo que más ha molestado es que los directivos siempre le echen la culpa a los demás.

En el caso de Toril ocurre algo parecido. La gente es consciente de que la fortuna no está acompañando, pero, al mismo, tiempo ha comprobado que al equipo le faltan cosas que no es cuestión de suerte. Al igual que con la gestión institucional, lo que más le enerva es que su técnico siempre tenga excusas para los demás y nunca para él.

La situación es complicada, cada vez es más difícil porque la temporada avanza y el Elche no termina de situarse entre los mejores, pero todavía queda tiempo. Directivos, cuerpo técnico y futbolistas tienen que realizar una profunda reflexión, analizar los errores, asumir las responsabilidades personales y dejar de tirar balones fuera porque, como dijo Sixto Marco: «Elche es una palabra muy seria y el que no se sienta ilicitano -en este caso franjiverde-...».

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