Los niños del fútbol base fueron los grandes protagonistas ayer en las gradas del estadio Martínez Valero. Más de un millar de chavales pertenecientes a la cantera franjiverde y a clubes convenidos de la ciudad y de otros lugares de la provincia dieron colorido y poblaron la grada de Preferencia.

Los canteranos acudieron al encuentro ataviados con los chándales de sus respectivos equipos. Del fútbol base del Elche estuvieron, prácticamente, todos los equipos aprovechando que la mayoría de ellos habían disputado sus partidos por la mañana.

En representación de los clubes convenidos estuvieron presentes la Peña Intangco, el Pablo Iglesias, la Penya Arrabal, el Ilicitano Sporting, mientras que, también, hubo representación de la provincia con chavales del San Fulgencio, Monforte, Alfas del Pi y Guardamar.

El club ilicitano quería que el Martínez Valero fuera una fiesta en el Sábado de Carnaval y los más pequeños fueron los que adquirieron el protagonismo.

Por su parte, diferentes peñas acudieron a la puerta 0 una hora y media antes del comienzo del encuentro para recibir el autocar de los jugadores y dar el primer aliento a sus futbolistas.

El objetivo del consejo de administración era que el coliseo franjiverde registrase la mejor entrada de la temporada y poderllegar a los 10.000 espectadores. Pero, al final, no se consiguió, ya que, según los datos ofrecidos por la entidad, acudieron 8.111 aficionados, quedándose a casi 800 del encuentro frente al Cádiz que, con 8.708 espectadores, ha sido la asistencia más numerosa de la presente Liga.

El horario de sábado por la tarde y las numerosas fiestas de Carnaval que se organizaron en la ciudad y en la provincia restaron público. Además, el Huesca tampoco trajo aficionados, a excepción de pequeños grupos y de la peña «Oscense de Huesca» que realizaron un acto de hermanamiento con la peña «Portus» de Santa Pola, con quienes estuvieron disfrutando de una paella mediterránea.

Durante el encuentro, los seguidores estuvieron más centrados en el partido que en animar, aunque en la recta final del choque, después del empate de Pelegrín, la grada se animó y se oyeron gritos de «¡Elche, Elche!» intentando alentar a sus jugadores a la consecución de la remontado.

No pudo ser y, de nuevo, el desencantó se apoderó de la grada, pero, en este caso, las críticas estuvieron más centradas en el colegiado madrileño Pizarro Gómez por la falta que señaló a Malonga y que impidió que el gol de Dorca, que hubiera significado el 2-1, subiera al marcador.

A pesar del empate, el comentario generalizado era que el Elche realizó un buen partido y mereció la victoria.