El Elche no pudo conseguir en Tenerife, por primera vez en esta temporada 2016-2017, encadenar dos victorias consecutivas. Son ya ocho las ocasiones en las que el conjunto ilicitano se ha quedado con la miel en los labios cuando ha intentado sumar seis puntos en dos duelos seguidos. Lo que en principio pudo parecer una anécdota, el tiempo ha demostrado que hay cosas que no se están haciendo bien. Las casualidades en el mundo del fútbol no existen y sí el trabajo diario en busca de soluciones que arreglen los desequilibrios que sufre el equipo en cada encuentro.

Este nuevo revés en el Heliodoro Rodríguez López ha dejado al equipo en tierra de nadie, a cinco puntos del descenso y al mismo número de la promoción. No termina el equipo de dar el salto hacia arriba y, lo que es peor, se encuentra en una situación indefinida en la que ya no se sabe qué sistema va a emplear o, lo que es peor, que se han traído futbolistas para actuar de una manera y en los dos últimos encuentros se ha jugado con otro.

A partir de ahora, con casi toda la segunda vuelta por delante, Toril debe ser capaz de saber el camino que va a seguir en función de las mimbres que tiene dentro de la plantilla.

Comenzó con un 4-2-3-1, pasó al 4-4-2 y, en las dos últimas jornadas apostó por el dibujo de los tres centrales, con dos carrileros, cuando tenía en el banquillo a tres extremos como Liberto, Borja Valle y Hervías. Los focos de la victoria ante el Girona con ese sistema deslumbraron a más de uno y lo sucedido frente al Tenerife corroboró que ese no era el camino a seguir. El atajo salió mal y se está en la obligación de volver a la casilla de salida.

Ampararse en los errores defensivos, que se están repitiendo durante todo el año y no se han solucionado, sólo lleva a señalar a unos pocos de los fallos y no hacer una verdadera autocrítica de lo que se está haciendo mal desde que en agosto comenzó la competición liguera. Apelar a que se llevan menos puntos de los que se merecen, que nos penalizan los errores..., tan de moda ahora en el mundo del fútbol y por ende en el Elche, es una auténtica falacia.

Un dibujo táctico preferido

La segunda parte en Tenerife, con un 4-4-2 definido, dejó bien claro que con el tipo de futbolistas que tiene este Elche es el que hay que emplear, salvo en pequeñas excepciones. La capacidad de desborde que tienen los nombrados Liberto, Borja Valle y Hervías hay que saberla aprovechar, máxime cuando por detrás también se tiene a Eldin y Hugo Fraile, que en forma, también pueden aportar cosas en el grupo.

Una vez finalizado el mercado invernal llega la hora de Alberto Toril. El técnico cordobés cuenta con una plantilla compensada, mucho más competitiva que durante la primera vuelta, pero debe ser capaz de darle la consistencia que de momento no ha conseguido. Dispone de cinco centrales, cuatro laterales, una gama muy amplia de mediocentros y extremos y tres puntas de nivel. Con todo ello se puede hacer un bonito puzzle, pero para ello hay que poner cada pieza en su sitio.

La promoción de ascenso a Primera División no está tan lejos, pero sólo es cuestión de ser capaz de ganar dos partidos seguidos y de mantener una regularidad. El equipo siempre ha estado necesitado de un equilibrio que nunca ha tenido. De mitad de campo para adelante este Elche tiene dinamita, pero hay que conseguir tapar la sangría de goles dando con la tecla defensiva. No es cuestión de un defensa, sino del trabajo de contención de todo el equipo. Los errores individuales, en la mayoría de los caso llegan por falta de automatismos a la hora de cerrar atrás. En Tenerife se pudo comprobar en ambos goles.

Ha llegado la hora de que Alberto Toril saque el máximo rendimiento a una plantilla que está capacitada para dar mucho más si se arreglan los desajustes.