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«A sus órdenes mi capitán»

Miguel Quirant defendió durante 14 temporadas y en 338 partidos de Liga y 23 de Copa la camiseta del club franjiverde

Primer partido oficial del Barcelona en Altabix en Primera

La historia de David y Goliat, recogida en la Biblia, es sobradamente conocida por el lector en la que el pequeño vence al grande a pesar de sus limitaciones. Esta historia se puede aplicar a la leyenda viva de Miguel Quirant de forma que un hombre, por muy pequeño que sea de estatura, puede superar a todos sus adversarios sobre el césped.

Este santapolero tiene el reconocimiento y la admiración de toda la familia del Elche porque llevó sobre su percha la elástica franjiverde en 338 ocasiones en Liga y 23 en Copa, y nadie fue capaz de tocarle el brazalete de capitán. Estuvo catorce temporadas y manejó como nadie el sentimiento de una ciudad y de un club que renacía de sus propias cenizas. Lidió con crisis institucionales, negoció la capitanía con otra de las leyendas ilicitanas como fue César, soportó las ironías del expresidente José Esquitino cuando tenía que reclamar primas para sus compañeros y se implicó como el que más para deshacer los entuertos de otros.

Al ser el más pequeño del equipo, se hizo respetar con otras virtudes. No podía competir por estatura ni tampoco por estilo, pero sí por fortaleza, habilidad y audacia. No levantaba pesas, cogía piedras; no corría en grandes prados, se iba al pantano. Así empezó a forjarse el que ahora es una de las referencias de todos los tiempos del Elche Club de Fútbol.

Siente como el que más los latidos de esta entidad ilicitana. Y así fue capaz de tumbar a sus adversarios, como lo hizo David frente a Goliat aunque sin tener que lanzar ninguna piedra. Una fuerza que le mantuvo fiel a los colores desde 1953 hasta 1966. De todos los futbolistas que pasaron por la Cooperativa, él fue el único que pisó los terrenos de juego de la Primera División, convirtiéndose en el icono de toda una afición y una ciudad entera.

Ascensos a Segunda y Primera

Pasó como un rayo por el fútbol santapolero. Posteriormente se dejó ver por los campeonatos locales de la ciudad de las palmeras hasta que recaló en el Elche. Llegó en una etapa difícil donde no había concentraciones en paraísos medioambientales ni fichajes estrella a golpe de talonario. Se encontró con una Cooperativa que debía pagar los platos rotos de otros.

A sus 17 años se ganó el puesto de lateral zurdo y poco a poco, incluso, hasta el cariño de la afición. Sentó las bases de un buen franjiverde y forjó la leyenda de «El Gran Capitán», que se vistió de corto en los campos de Tercera y de Segunda hasta alcanzar el sueño de la Primera División. Hablar con Miguel Quirant es hablar de la historia viva del club ilicitano.

Recuerda que en la temporada 1954-55, «tuvimos que renovar la plantilla con jugadores profesionales y los que quedábamos de la Cooperativa nos teníamos que ganar el puesto sin cobrar ¿cómo se explica eso?».

Malestar con la historia

El excapitán franjiverde aprovechó la entrevista para aclarar y dejar constancia de su malestar con la historia del club. «El Elche se creó en 1922. Aún se sigue diciendo por ahí que fue en 1923, pero me da igual. Aquéllos hombres que crearon la Cooperativa marcaron un sentimiento en la ciudad que todavía perdura, es hereditario», indica Quirant.

Y es que el exjugador franjiverde tiene una memoria a prueba de fuego. Entre sus recuerdos conserva la única vez que le expulsaron en un partido de Liga. «Fue contra el Betis en la temporada 1961-62, en el ya desaparecido estadio Heliópolis», recuerda Quirant. Aunque la imagen que perdura en su retina fue sin duda «el partido homenaje que me hicieron contra el finalista de la Recopa de Europa, el Górnik Zabrze de Polonia, en 1971. Fue espectacular. Yo diría que apoteósico. Altabix acogió 18.000 espectadores cuando su capacidad era de 15.000. En cada entrada a la ciudad se pusieron pancartas para anunciar el encuentro y en el centro de la ciudad habían escaparates con fotos mías», dice.

Tras superar muchas barreras, a este singular santapolero, pero en cuerpo y alma ilicitano, tiene claro que a raíz de ese partido y de toda la trayectoria anterior «sin el apoyo de la afición no existiría nada del Elche».

En su extensa etapa recuerda el respeto que había hacia los seguidores y todo lo que se hacía por ellos, con tal de mantenerlos en el campo acomodados aunque fuera de cualquier manera. La cuestión era que vieran el partido. «Se hacían hasta zanjas alrededor del campo de Altabix para que se sentara el público. Allí nació el verdadero sentimiento franjiverde. La afición disfrutaba con su equipo y le daba igual si estaba incómodo. Ver al Elche era un acontecimiento en la ciudad», cuenta. Es difícil olvidarse del legado de Quirant. A día de hoy todavía sigue presente la imagen de este pequeño roedor de las áreas por los campos de Primera.

Sus dos goles ante el Sevilla

A su paso por el barrio donde todavía reside, Altabix, los vecinos y seguidores le recuerdan el partido de la temporada 1963-64 ante el Sevilla. «Aquello fue inexplicable. Allí me lesioné y como no podíamos hacer cambios el entrenador me puso de delantero centro para distraer a la defensa rival. Casualmente marqué los dos goles de la remontada (2-1)». De su paso por el Elche retiene «las visitas habituales a la cafetería Marfil de Elche. Era el punto de encuentro entre afición y jugadores para realizar las tertulias. Allí convivíamos toda la familia franjiverde». En sus catorce temporadas como jugador del Elche, Quirant tuvo de presidentes a Pascual Antón, José Esquitino y a Manuel Martínez Valero. De todos ellos, destaca el carácter de Esquitino. «No podías hablar de dinero con él. A veces se retrasaba con las primas y tenía que ir a buscarlo a la peña madridista, ubicada en el Gran Teatro. Y cuando le recordaba que habíamos ganado el partido nos soltaba que no pagaba la prima porque el partido lo había comprado él, decía en tono irónico». El 12 de diciembre de 1965, Quirant jugó el partido número 338 de Liga ante el Betis. De esta forma, el gran capitán marcó para siempre un antes y un después de lo que hoy es el Elche CF.

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