La derrota del domingo ante el Cádiz (2-3) dolió en el seno del vestuario del Elche por la manera en la que sucedió, después de ser muy superior a un rival que jugó nada menos que 70 minutos en superioridad numérica tras la expulsión de Rober Correa. No obstante, se considera que lo ocurrido al final de los 90 minutos de juego es un accidente y con ese nivel futbolístico el equipo puede ser capaz meter su cabeza en la parte alta de la tabla.

Las sensaciones evidenciadas por el Elche en la segunda parte ante el Getafe (2-2) y los dos partidos siguientes frente a Reus (0-1) y Cádiz (2-3) dejan claro que el equipo va a más, que futbolísticamente sabe a lo que juega y que corrigiendo esa sangría de goles en contra se puede competir con todos sin ningún tipo de complejos.

Se tiene la sensación de que lo que aporta el Elche en el campo no se corresponde luego en puntos en la tabla, pero, como bien explica el centrocampista Dorca, «ahora no es cuestión de bajar los brazos, sino de seguir insistiendo en la idea».

Los ilicitanos llevan tiempo intentando dar el pasito adelante, pero siempre ocurre algo que lo impide. El domingo volvió a repetirse de nuevo la película y el efecto marmota salió a relucir. Como en la comedia de Bill Murray, en «Atrapado en el tiempo», el vestuario franjiverde vive el síndrome que provoca la falta de continuidad, que las cosas no avancen, la trampa en la que se puede convertir el tiempo si no se es capaz de ser un equipo regular, dentro de los subes y bajas que tienen los equipos de la categoría.

Tras su derrota frente al Cádiz, el Elche acumula ya siete ocasiones esta temporada en las que ha desaprovechado la posibilidad de enlazar dos victorias consecutivas y de meterse en el pelotón de privilegiados. La situación no es nueva y ya comienza a obsesionar al equipo y al entorno del conjunto ilicitano. El propio técnico Alberto Toril señalaba al final del duelo ante el conjunto gaditano que, «si está pasando, por algo será».

A continuación, el preparador confesaba lo siguiente: «Quizás no es el momento de estar arriba en la clasificación. Nosotros lo vamos a seguir intentando e, igual, más adelante llegará nuestro verdadero momento».

Conseguir sumar dos triunfos de forma consecutiva es considerado básico por el vestuario del Elche para dar un salto de calidad y situarse en la parte alta de la clasificación, pero, hasta la fecha, y a pesar de los buenos propósitos, el conjunto de Alberto Toril no lo ha logrado. De haber ganado al Cádiz, el Elche tendría ahora 29 puntos y estaría dentro de la promoción de ascenso, pero no fue posible y toca volver a empezar. Ahora, al equipo ilicitano debe medirse a dos rivales a domicilio como Oviedo y Rayo Vallecano.

Tras vencer en la jornada inaugural al Rayo, el Elche desperdició su primera opción en Girona, donde cayó (3-1). Sucedió lo mismo en la cuarta jornada al empatar ante el UCAM Murcia (1-1) en La Condomina, tras haber vencido una semana antes al Tenerife (3-1). El Levante impidió (0-1) que el Elche diera continuidad a su victoria en Huesca (0-3), al igual que hizo el Córdoba (1-1) en el Martínez Valero tras el triunfo ilicitano en Zaragoza (1-3).

El Almería, un equipo con apuros clasificatorios, frenó al Elche (2-1) que llegaba tras una buena victoria en casa ante el Valladolid (2-0). Seguidamente, el Mirandés, colista, impidió al conjunto ilicitano dar continuidad a su triunfo ante el Real Mallorca (1-0).

La última ocasión en la que el Elche logró enlazar al menos dos victorias en la Liga se remonta al mes de enero de 2016, cuando llegó a ganar tres partidos ante Alcorcón (2-0), Ponferradina (1-0) y Bilbao Athletic (0-1).

Desde entonces, el equipo ilicitano, como mucho, ha logrado sumar alguna racha de cuatro puntos de seis posibles, insuficientes para acercarle a la cabeza de la clasificación tanto en la parte final de la pasada temporada como en la presente.