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El Elche habita en una noria

Los franjiverdes siguen sin curar su bipolaridad y combinan momentos de ruina futbolística con otros en los que muestran un nivel alto de juego Ante el Getafe el equipo pasó de hacer una primera parte nefasta a arrollar al rival tras el descanso

El Elche habita en una noria

El partido Elche-Getafe (2-2) fue el mejor ejemplo de lo que es el equipo de Alberto Toril a largo de la temporada 2016-2017. De la nada a todo, en apenas segundos. Al final de la primera parte, con 0-2 en contra, nadie apostaba por el conjunto ilicitano. Tras el descanso, la metamorfosis fue total. El Elche fue un equipo diferente, cada futbolista asumió su papel y el Getafe se vio obligado a hincar la rodilla.

Resulta complicado entender esa doble imagen del equipo, borrosa en unos momentos y, nítida, en otros. Avanza la temporada y la historia se repite partido tras partido. Los franjiverdes continúan en su noria particular y, como se demostró ante los pupilos de Bordalás, tienen dos caras muy distintas.

Hay instantes en los que son capaces de empezar abajo, a ras de suelo, mostrando un fútbol ramplón y sin ideas, y, minutos más tarde, elevarse sobre sus propias cenizas, para mostrar las excelencias de jugadores como Hervías, Nino o Pedro, con capacidad para desequilibrar.

El propio delantero almeriense Nino lamentaba al final del duelo del sábado que el Elche continúe sin encontrar una regularidad en su juego, ya que, a su juicio, es capaz de alternar en los partidos periodos «con sensaciones malas» con otros en los que es capaz de realizar un gran fútbol.

Es un poco el pensamiento de la mayoría de la plantilla, que no termina de entender esa bipolaridad del conjunto franjiverde.

En esa línea de no saber qué Elche te puedes encontrar cada jornada, incluso en cada momento de cada encuentro, Alberto Toril incidía el sábado en el hecho de que «hay momentos en que somos y otros en que no somos».

Sin embargo, el técnico trataba de buscar un motivo a esa irregularidad y decía lo siguiente: «A lo mejor no podemos o tenemos circunstancias negativas constantes para ser más regulares. Nos falta el golpe de fortuna, aunque el equipo lo intenta y tiene alma. Seguiremos insistiendo y trabajando». Algo semejante señaló después de la derrota en el Sánchez Pizjuán, tras caer ante el Sevilla Atlético, lamentando que cada vez que estaban ahí para dar el salto a los primeros puestos, sucedía algo que lo impedía.

En esa tarea de buscar una regularidad lleva el equipo toda la campaña sin mucha suerte. De hecho, hasta en seis ocasiones ha intentado conseguir dos victorias seguidas en esta Liga y, en todas ellas, ha fracasado. La última en Miranda, frente al entonces colista, tras ganar una semana antes con un buen partido al Mallorca en el Martínez Valero.

Poca ambición

La segunda parte ante el Getafe dejó la sensación de que este equipo está capacitado para dar mucho más en esta Liga. Su segunda parte así lo demuestra. Un equipo no puede arrollar de esa manera a un rival si no tiene los hombres para hacerlo y este Elche cuenta con futbolistas desequilibrantes. Falta que equipo y entrenador sean capaces de dar un paso adelante y se demuestren así mismo que se puede estar arriba con los mejores, partiendo del partido a partido.

Sorprendió al final del partido del sábado que Toril no se mostrara todo lo ambicioso que se esperaba tras terminar el duelo a un gran nivel. En la sala de Prensa dijo conformarse con sumar dos puntos de los nueve posible ante Reus, Cádiz y Oviedo, con los que se llega al ecuador de la competición. «Tenemos 23 puntos ya, a falta de tres jornadas para terminar la primera vuelta. Ojalá lleguemos a 25 con eso me basta para el final de la primera vuelta», señaló.

No cabe duda que este Elche debe ser capaz de superar esa irregularidad y mostrar que se cuenta con futbolistas para hacer mucho más. Sin presión, pero con confianza e intensidad.

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