Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Leyendas

Pazos, el «Conde» de la portería

El meta gallego jugó casi 400 partidos en Primera División, fue internacional y militó en el Celta, Real Madrid, Hércules, Atlético de Madrid y Elche

Pazos, el «Conde» de la portería

Miércoles 7 de septiembre de 1954. El Hércules venía de encajar una goleada en Chamartín ante el Real Madrid (9-1). Amistoso sin importancia, según el técnico blanquiazul Patricio Caicedo. Los guardametas Seva Santos, que estuvo a prueba, y Campillo, que sufrió un accidente con su motocicleta, no tenían garantizada su presencia en el debut liguero frente al Deportivo en Riazor. El presidente Alfonso Guixot andaba preocupado porque la plantilla no estaba definida, quedaban puestos clave por cubrir y decidió quedarse en Madrid para negociar con Santiago Bernabéu. El objetivo era cerrar algún refuerzo.

A las 23.30 horas lo consiguió. El guardameta Manolo Pazos era la propuesta blanca, pero en calidad de cedido. Joven, de 23 años y con proyección. El acuerdo se hizo por una temporada, pero no fue fácil, ya que hubo división de opiniones en el seno del club merengue. ¿Por qué se cedió a Pazos si era un portero de garantía? He aquí la cuestión de una larga historia. A sus 86 años, todavía le saca punta a este tema.

Manolo Pazos fue conocido por su arte bajo los palos. Se lanzaba a por todas, le encantaba volar y cazar balones. Tenía estilo propio tanto dentro como fuera de los terrenos de juego y, por ese motivo, le llamaban «Conde». Dice que era un tipo serio, al que no le gustaban las bromas e intentaba mantener siempre la compostura.

En la entrevista aparece con su uniforme actual: chaqueta vaquera y una gorra de tela de pana, que apenas permite verle el rostro. Conserva un estado físico encomiable y su figura de arquero clásico sigue siendo la misma. Lo primero que ondea a la entrada a su domicilio en Elche es un banderín del Hércules. Sobre la mesa dos maletines tuneados con fotos del Elche. En el interior, centenares de recuerdos de todos los clubes por los que pasó.

Su historia ya está escrita, pero perduran en el tiempo dos momentos clave: la poesía que le dedicó al Elche y a sus ciudadanos durante una concentración en la Font Roja, y el rumor que le vinculó con la actriz española Enriqueta «Queta» Claver, que el Real Madrid creyó que lo descentraba.

En un partido de Liga en Valladolid su equipo perdió 4-3 cuando a falta de 20 minutos lo tenía controlado con un 0 a 3. La remontada pucelana se convirtió en pesadilla para Pazos. «Desde entonces me hicieron la cruz y no me dejaron ni acudir al entrenamiento siguiente», puntualiza el exportero.

Al internacional nadie le pudo aclarar esta decisión. De ahí su salida al Hércules. «No había motivos para la cesión. Me vincularon con esa señora que no conozco de nada. Lo juro por mis hijos. Y sé que me pasó factura», explica con resignación. Cuando viajaba con el equipo, «el público hasta me gritaba ¡que viene Queta, que viene Queta! ... Lo mío no era comparable con lo de Koke y Lola Flores, no sé por qué lo sacaron», insiste enojado.

La frustración de Pazos viene dada por la imposibilidad de revertir este hecho histórico que le cambió el rumbo de su trayectoria profesional. La pérdida de su verdad le dejó más tocado que la remontada del Valladolid. Pero Pazos era mucho Pazos. Y ese conflicto le vino bien al Hércules.

Empezó de interior derecha

Sus inicios fueron curiosos. Todo el mundo le recuerda como uno de los mejores guardametas de la historia del fútbol español, pero la realidad es que empezó dándole al balón como interior derecha «en un partido, los porteros llegaron con muchos goles encajados. Entonces, un compañero propuso que se pusiera otro. Pasaron varios hasta que me tocó a mí», explica.

Jugó en el Pasarón, donde estuvo un par de temporadas en Regional Preferente. Después recaló en el Celta de Vigo (1951-1953). Con el Real Madrid estuvo una temporada (1953-54), al igual que con el Hércules (1954-55) y siete con el Atlético de Madrid (1955-1962) y otras siete con el Elche (1962-1969). Fue guardameta suplente de la Selección Española contra Egipto y Francia. Jugó cerca de 400 partidos en Primera División y en toda su trayectoria solo lo expulsaron en una ocasión. Fue en un derbi Real Madrid-Atlético de Madrid. Él vestía la camiseta rojiblanca y cuando el colegiado decretó un penalti a favor de los merengues le dijo al árbitro si pretendía que ganara el Real Madrid.

No obstante, recuerda especialmente las etapas en el Hércules y en el Elche. «Han significado mucho en mi vida deportiva. Ambas etapas son imborrables», insiste.

Pazos jugó 25 partidos con la camiseta del Hércules y su actuación volvió a dejar huella. El Atlético de Madrid pagó 600.000 de las antiguas pesetas a su club blanquiazul y él percibió 20.000 por las cuatro primeras temporadas como rojiblanco, aunque amplió hasta dos más.

En la campaña 1962-1963, recaló en el Elche y jugó en 168 ocasiones, todas en Primera. El presidente franjiverde Manuel Martínez Valero fue quien lo fichó tras varias horas reunido en una cafetería de la Gran Vía madrileña. Pazos también estuvo presente en la negociación. «No me lo pensé y fiché por los ilicitanos teniendo que desestimar muchas propuestas», recuerda.

Ahora, este apasionado de los dardos y las boleras sigue dándole vueltas al rumor que le obligó a dar un giro forzado en su trayectoria y que, por suerte, permitió al Hércules cazar a uno de los mejores guardametas de la historia, que luego disfrutó el Elche en una de sus épocas más gloriosas.

La historia dice que para hablar de porteros hay que empezar por Pazos. Y, afortunadamente, blanquiazules y franjiverdes lo tuvieron en sus redes y lo disfrutaron. Pazos fue un verdadero conde de ambas porterías.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats