La espiral que está mostrando esta temporada el Elche se asemeja más a la de un equipo subido a una montaña rusa que a uno que camina con paso firme y seguro. La irregularidad está siendo la nota dominante del conjunto franjiverde en las 13 primeras jornadas.

Los ilicitanos han sido capaces de subir muy alto e ilusionar a su afición, pero, a continuación han llevado a cabo bajadas pronunciadas que han sembrado las dudas.

El conjunto de Toril comenzó deslumbrando con su victoria y juego ante el Rayo Vallecano (2-1) y la semana siguiente dio la de arena en su visita a Girona (3-1).

A continuación, volvió a mostrar su mejor cara frente al Tenerife y sacó un empate en Murcia contra el UCAM (1-1).

Cuando parecía que se conseguía una cierta continuidad, con dos partidos sin perder, llegó el varapalo con la derrota en el Martínez Valero ante el Huesca (0-3).

Fue el primer momento de dudas. Pero el Elche supo reponerse y ganó en Huesca (0-3) devolviendo la sonrisa a los seguidores franjiverdes que, de nuevo, se las prometían felices.

Cuando alcanzó las alturas, llegó el segundo bajón, con tres encuentros consecutivos sin conocer la victoria: Levante (0-1), Alcorcón (1-0) y Nàstic (4-4).

Las sombras volvieron al Martínez Valero y otra vez el equipo fue capaz de levantarse a lo grande con el triunfo en La Romareda frente al Zaragoza (1-3).

Parecía que el choque en tierras mañas iba a ser el punto de inflexión para alzar la mirada hacia arriba en la clasificación, pero todo quedó en un espejismo porque en las tres siguientes jornadas el Elche ha vuelto a mostrar su cara menos amable. El conjunto franjiverde va de nuevo cuesta abajo con tres encuentros sin ganar en los que ha sumado dos puntos de nueve posibles.

El vaivén no sólo ha sido a nivel de resultados y de trayectoria. En un mismo partido el cuadro de Toril, también, ha sido capaz de lo mejor y lo peor. Frente al Nàstic de Tarragona iba ganando 3-1 y terminó empatando a cuatro tras verse 3-4 en el marcador. Y el pasado domingo sucedió algo parecido en Soria contra el Numancia. En los primeros 45 minutos, el equipo ilicitano mostró una pésima imagen y se puso 2-0 en contra y en el segundo tiempo fue capaz de empatar e incluso tuvo opciones de ganar.

Nino se preguntaba después del encuentro de Los Pajaritos porqué no tenían una regularidad durante los 90 minutos. Muchos aficionados se preguntan porqué no hay una trayectoria un tanto uniforme en cuanto a los resultados. En una Segunda División tan igualada ganando un par de partidos te puedes enganchar arriba o perdiéndolos te puedes ir abajo.

En el término medio está la virtud y ser regulares es lo que tienen que conseguir Toril y sus jugadores si quieren estar arriba y luchar por algo bonito, porque si siguen en la montaña rusa corren el riesgo de caerse. Y eso sería grave.