En los prolegómenos del partido se escuchó, a todo volumen, en el Municipal de Santo Domingo, la canción de la banda australiana AC/DC titulada «Highaway to Hell» (Autopista al infierno). Toda una premonición de lo que luego se pudo ver en el campo. El Elche cayó derrotado 1-0 y, lo que es peor, su imagen dejó mucho que desear.

Los franjiverdes fueron un equipo plano, sin ningún tipo de ideas y carente de intensidad. Sin duda alguna, una tarjeta de visita horrible, la mejor autopista para dirigirse al infierno en una categoría en la que si no estás con todos los sentidos te puede ocurrir lo sucedido ayer y esa sensación de inoperancia no se puede repetir.

El Alcorcón marcó su gol, luchó cada balón como si fuera el último y lo tuvo muy fácil, demasiado, para quedarse con los tres puntos en litigio. Al conjunto ilicitano le faltaron muchas cosas para sacar al menos un premio menor. El fútbol exige más argumentos que los mostrados ayer en el campo.

No hubo poder de reacción y ni siquiera la salida de Hervías y Nino, en la recta final del duelo, arreglaron el desaguisado. Perder duele, pero de la manera como lo hizo ayer el Elche en tierras madrileñas deja en evidencia al técnico, que planteó el partido a verlas venir y, luego, no fue capaz de reaccionar. Tenía otras armas para dar un giro al partido, pero no las utilizó.

Brazos atrás, las manos agarradas y paseando por el palco de Santo Domingo en solitario durante el descanso (Los directivos tomándose su refrigerio). Así estaba José Luis «Chuti» Molina, director deportivo del club franjiverde, con cara de preocupación, después de lo visto en la primera parte.

No era para menos. En los primeros 45 minutos, el Elche fue un equipo desorganizado y sin capacidad para llegar al área de Dmitrovic. Tan sólo, en 45 minutos, un disparo a puerta del Elche, tras la ejecución de un golpe franco directo, de Edu Albacar, que paradójicamente casi termina con un gol a la contra de los amarillos.

El Elche era consciente de que debía jugar con la ansiedad de su rival y estaba avisado por su técnico de la presión inicial de los locales, pero no aprovechó sus armas para hurgar en esa herida rival.

Toril sorprendió, inicialmente, con Noblejas jugando como interior, por delante de Edu Albacar, que recuperó la titularidad. El técnico deseaba cerrar la banda para anular los espacios a Óscar Plano y prefirió a un lateral antes que a Liberto, ya que Hervías no estaba para jugar desde el pitido inicial.

El Alcorcón intentó llevarse el partido por la tremenda, imponiendo su intensidad y no dejando que el centro del campo franjiverde marcara sus tiempos. Su tarea de desconectar a Matilla resultó satisfactoria para sus intereses, ya que el exjugador bético mostró todas sus virtudes, quiso siempre asumir galones, pero en su batalla se quedó demasiado solo.

Ni Dorca, ni mucho menos Álex Fernández, sintonizaron con él, y, al equipo sólo le quedó el recurso del balón largo sobre Guillermo. El vasco siempre recibió de espaldas y los centrales madrileños lo tuvieron sencillo para defenderse.

David Rodríguez, con la pólvora mojada, tuvo un par de ocasiones que no supo aprovechar y el partido llegó al descanso con empate a cero, más por demérito de los franjiverdes que del Alcorcón.

Durante los 15 minutos de asueto, «Chuti» Molina le daba vueltas a la cabeza. No veía nada claro el futuro del partido y su pesar tuvo su confirmación. En el minuto 50. Samu se fue hasta la línea de fondo, tras superar a Rober Correa, y su centro, al segundo palo, lo remató dentro David Rodríguez, mientras Edu Albacar era un espectador más. Con el 1-0 en contra tampoco existió ningún conato de reacción.

El equipo alfarero se encerró atrás, puso dos barreras de contención y defendió sin problemas su ventaja ante un previsible Elche, que telegrafiaba cada jugada cinco minutos antes para que los de Contra no tuvieran ningún tipo de problemas para vivir en su campo una segunda parte plácida.

La salida de Nino y Hervías, en el minuto 62, le dio un poco más de mordiente a los franjiverdes, pero las llegadas al área rival continuaron siendo escasas. Dmitrovic no recordaba un partido en el que había trabajado tan poco como ayer.

La herida aún pudo ser mayor si en el tiempo añadido David Rodríguez llega a acertar a batir a Juan Carlos, tras un pases desde la derecha de Carlos Bellvis.

El árbitro añadió el encuentro cuatro minutos, pero, por lo visto en el campo, ni en dos horas más el Elche hubiera sido capaz de al menos empatar el duelo. Dmitrovic incluso se aburrió.

Con el pitido final se oyó el himno del Alcorcón en la megafonía del estadio a tope. En la mente de la expedición franjiverde, el «Highaway to Hell de AC/DC» fue a ser la banda sonora de un partido que no debe repetirse. La autopista al infierno está ya abierta y toca reaccionar lo antes posible. Caer se puede caer de muchas maneras, pero nunca como ayer. «Chuti» Molina estaba preocupado en el descanso y tenía razón para ello. No es ser tremendistas, todo lo contrario. Hay equipo para más.