«Sin Samu no hay magia». «Grietas en el muro». «Suspenso de identidad». La derrota ante el Sevilla Atlético ha dolido y los medios oscenses así lo han reflejado. Anquela anda preocupado después de que su equipo cayera 2-0 ante el filial nervionense sin apenas oponer resistencia salvo un par de acercamientos. El proyecto no ilusiona, de momento, en la entidad de la que es dueño José Antonio Petón. El Huesca no termina de carburar en estos primeros cinco choques ligueros. Solo ha logrado una victoria. Además, solo ha sido capaz de marcar cuatro goles en las últimas cinco jornadas. La mala racha es para preocuparse, sobre todo, porque no se perciben soluciones fiables. Individualmente, el equipo anda cortito de calidad y Samu, un jugador clave en el esquema, se encuentra entre algodones. Otra cosa que ha motivado que el conjunto azulgrana no haya arrancado la temporada con fuerza es que ha perdido señas de identidad como la intensidad, algo que siempre ha acompañado a dicha escuadra y a Anquela. Antes defendía con ahínco y salía a la contra con decisión. Por ahora se ha visto poco de eso. La única alegría ha sido el golazo de Samu Sáiz al Córdoba en la jornada 4. Ferreiro y Vadillo son los dos futbolistas llamados a airear el equipo en las semanas venideras. El primero ya está enchufado. Se mueve, asiste, centra y tira. Ese guión es el que todos desean que cumpla Vadillo, porque de llevarlo a cabo podría marcar diferencias consecuencia de su calidad. Las lesiones y la cabeza han frenado la carrera a un prometedor extremo de solo 23 años. Lo que es seguro que es que el Huesca afrontará el encuentro de hoy como si de una final se tratara. De no sacar los tres puntos los azulgranas van a aflorar los nervios.