Igual que como hicieran los «maquis» de la Guerra Civil Española de 1936, cuando una vez acabada la contienda, los más irreductibles del bando perdedor «se echaron al monte» para proseguir la lucha en forma de «guerrillas», los consejeros del Elche han cogido su fusil dialéctico y judicial y están dispuestos a plantar cara a todo el mundo sin importarles que el gran perjudicado puede ser el Elche CF SAD. No han dudado en su último comunicado, a todas luces barriobajero y chabacano, en tratar de ridiculizar a Manuel Illueca, director general del IVF, y en acusar de «comparsa» al alcalde, por estar del lado de la Generalitat. ¿Cómo habría que calificar a los que defienden dentro de la entidad intereses de gente que maneja el club desde la sombra?
En apenas unas semanas, han pasado de ondear la bandera de la soberbia a plantar la de la prepotencia entendiendo que sólo ellos tienen la verdad y el que no está con en su línea es un enemigo que no quiere al Elche. Hace ya mucho tiempo se quitaron la careta, dejaron bien a las claras que buscaban defender intereses particulares y, ahora, se inventan enemigos por todas la partes para justificar una cruzada a todas luces inútil. Bastaría con que se dieran una vuelta por la ciudad y escucharan al aficionado de a pie, no a los palmeros, para darse cuenta que nadie los quiere, que la campaña de abonos es un fracaso debido a ellos, y que, mientras continúen ahí, la paz social no va a llegar a la entidad. Si esto hicieran, no tardarían ni dos minutos en escribir el último comunicado, el de su dimisión. Sólo así, en manos del administrador concursal y, si me apuran, de dos hombres de consenso como Juan Serrano y José Alberola, que vigilarían todo el proceso junto al IVF y al Ayuntamiento, se podría allanar el camino al grupo inversor que desea tomar las riendas de la entidad. Hoy por hoy, ese paso es imposible, como los «maquis» se han echado al monte... Pobre Elche.
